lunes, 24 de abril de 2017

UNA SOLA VIÑA


"Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador. Si uno de mis sarmientos no da fruto, lo corta; pero si da fruto, lo poda y lo limpia para que dé más. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado.  Seguid unidos a mí como yo sigo unido a vosotros. Un sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no está unido a la vid. De igual manera, vosotros no podéis dar fruto si no permanecéis unidos a mí.
Yo soy la vid y vosotros sois los sarmientos. El que permanece unido a mí y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí nada podéis hacer.  El que no permanece unido a mí será echado fuera, y se secará como los sarmientos que se recogen y se queman en el fuego.
Si permanecéis unidos a mí, y si sois fieles a mis enseñanzas, pedid lo que queráis y se os dará. Mi Padre recibe honor cuando vosotros dais mucho fruto y llegáis así a ser verdaderos discípulos míos."

San Jorge fue ayer; pero en Catalunya, como es su patrón y en otros lugares, hoy se sigue la liturgia correspondiente al santo. Por eso puede ser que no coincida el evangelio con el que se ha leído en vuestras misas.
Jesús nos invita a la unidad, a formar parte de una única viña. Él es el tronco de esa viña y nosotros los sarmientos. El fruto que demos depende de que permanezcamos unidos a Él.
La Iglesia de Cristo la formamos todos aquellos que lo seguimos. Nosotros, con nuestro orgullo y nuestra tozudez, hemos creado divisiones artificiales. Jesús nos quiere unido a Él. Y todos los que le seguimos, debemos sentirnos partes de la misma viña. De ello dependerá el fruto que obtengamos. 

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