sábado, 20 de diciembre de 2025

DECIR SÍ A DIOS

  


A los seis meses envió Dios al ángel Gabriel a un pueblo de Galilea llamado Nazaret, a visitar a una joven virgen llamada María que estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José, descendiente del rey David. El ángel entró donde ella estaba, y le dijo:
– ¡Te saludo, favorecida de Dios! El Señor está contigo.
Cuando vio al ángel, se sorprendió de sus palabras, y se preguntaba qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo:
– María, no tengas miedo, pues tú gozas del favor de Dios. Ahora vas a quedar encinta: tendrás un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será un gran hombre, al que llamarán Hijo del Dios altísimo: y Dios el Señor lo hará rey, como a su antepasado David, y reinará por siempre en la nación de Israel. Su reinado no tendrá fin.
María preguntó al ángel:
– ¿Cómo podrá suceder esto, si no vivo con ningún hombre?
El ángel le contestó:
– El Espíritu Santo se posará sobre ti y el poder del Dios altísimo se posará sobre ti como una nube. Por eso, el niño que va a nacer será llamado Santo e Hijo de Dios. También tu parienta Isabel, a pesar de ser anciana, va a tener un hijo; la que decían que no podía tener hijos está encinta desde hace seis meses. Para Dios no hay nada imposible.
Entonces María dijo:
– Soy la esclava del Señor. ¡Que Dios haga conmigo como me has dicho!
Con esto, el ángel se fue.
(Lc 1,26-38)

Con el sí de María, hágase en mi lo que me has dicho, la Redención empieza su camino. Hoy, si sabemos decir sí a la voluntad de Dios, nos unimos a la Redención. María, aceptando la voluntad de Dios, contribuyó a que Dios se hiciera hombre, se uniese totalmente a nosotros. Si sabemos decir sí a Dios, contribuimos a que Jesús siga haciéndose uno con nosotros, hacemos que Jesús se engendre en este mundo.
 
"El pasado 8 de diciembre celebramos la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.  Para su definición como Dogma es clave el texto de Lucas que se proclama hoy, es decir el relato del anuncio de Gabriel a María. Con la  advocación “Inmaculada” es Patrona de España y de varios países de Hispanoamérica, del arma de Infantería, de los farmacéuticos… El Dogma de la Inmaculada Concepción fue proclamado oficialmente por el Papa Pío IX en 1854, pero la fe de la Iglesia en esta prerrogativa mariana es muy anterior. Tal vez desde el s. III. El arte cristiano especialmente en la pintura del s. XVI representa a María como la mujer del Apocalipsis, con una corona de doce estrellas… En la música litúrgica y en distintas plegarias también se alude a esta convicción: María fue liberada del pecado desde el momento en que fue concebida. .
Es probable que España sea el país en el que la devoción a la Purísima  tenga más arraigo. A lo mejor parece excesiva esta devoción, ya que algunas otras confesiones cristianas reprochan a los católicos un “culto exagerado” que aleja de la centralidad de Jesucristo, único Redentor.
Creo que ese, a mi parecer, error de juicio desaparecería si se aficionaran a rezar el rosario. No es broma. Esta devoción tiene una base bíblica indudable porque consiste en la repetición del Padrenuestro y del Avemaría : Jesucristo enseñó a sus discípulos el Padrenuestro. El Ave María está sacado directamente del Evangelio de Lucas: Gabriel la saluda llamándola llena de gracia. Isabel, su prima, dice de Ella que es “bendita entre las mujeres”. Y cada grupo de padrenuestro y avemarías discurre sobre un Misterio. Esos misterios del rosario son, sencillamente un recorrido por la vida de Jesús, desde la Encarnación a la Resurrección. Rezar el rosario no es solo el ruego: Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores. Es la oración de los sencillos que se ayudan de un ejercicio simple para conocer, contemplar y profundizar poco a poco en el misterio de la Redención de Cristo. Naturalmente también para rogar a la Madre del Señor que le a Él presente sus peticiones
En su Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae, publicada en 2002 Juan Pablo II afirma ó que el Rosario no es una devoción centrada en María, sino en Cristo. Es una meditación sobre la vida de Jesús a través de los ojos de su madre, un “compendio” del Evangelio.
En la oración colecta de la liturgia de hoy rogamos al Señor que a ejemplo de la Santísima Virgen aceptemos humildemente su voluntad. Que nuestra vida sea un permanente hágase como el de Ella."
(Virginia Fernández, Ciudad Redonda)

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