Mis amigos han constatado que estos días hago mis entradas en horas no habituales. Y saben que esto me sucede cuando estoy liado en largas horas de hospitales. Estos días, tras unas cuantas horas en urgencias, me toca ahora pasarme otras tantas a la cabecera de un enfermo en la planta de oncología.
Esta tarde en el pasillo, una pareja de chinos lloraban desconsoladamente. Un niño que pasaba de manos de su madre ha exclamado: "Mira mamá, los chinos también lloran".
Esta frase que ha hecho que los presentes nos miráramos sonriendo, ha seguido dando vueltas por mi mente, hasta el punto que me lleva a escribir este post.
El niño, en su inocencia ha puesto de manifiesto algo claro, pero que no siempre aceptamos: que el otro tiene los mismos sentimientos que nosotros. Que el diferente, es menos diferente de lo que creemos. Y eso, en lo bueno y en lo malo. El 8 de agosto de 1945, los Aliados, en el tribunal militar de Nüremberg creado para juzgar a los dirigentes nazis, codificaba jurídicamente la noción de crímenes contra la Humanidad. Justamente dos días después de que ellos, los Aliados, hubiesen lanzado la bomba atómica sobre Hiroshima y la víspera de hacerlo sobre Nagasaki. Ellos, naturalmente, no se consideraron nunca criminales contra la humanidad. Stalin, también juez contra los nazis, empezaría después sus purgas, tan terribles como el holocausto.
Pues sí. Los chinos también lloran y todos somos culpables de maldades sin nombre. Y todos tenemos el mérito de actos heroicos. Pero todos andamos emperrados en encontrar diferencias, culpas y maldades en los otros. Sin embargo, el otro no es ni más ni menos, que un hombre como nosotros. Dios que se nos acerca y nos tiende la mano...
Una de les escenes que més m'arriba a commoure és quan, al vestíbul d'algun gran hospital, una família s'abraça i plora desconsoladament. Segur que se'ls acaba de morir algú molt especial. Poden ser blancs o negres, o de qualsevol color, però aquest detall s'oblida d'immediat: només veig uns éssers humans que pateixen molt i a qui sovint abraço en la meva impotència per no poder ajudar-los.
ResponderEliminarDesgraciadament, només podem comprendre algunes coses des de la vivència, des de l'experiència personal.
Una abraçada, Joan, i que no et faltin les forces per acompanyar els teus malalts fins al final. (Per cert, no hi ha setmana a Poblet, aquest any?)
Ando yo, como el Guadiana, casi desde su nacimiento, de forma recursiva, llamado a hundirme en mis entrañas, buscar mi identidad y brotar de nuevo a la superficie, donde contrastarla. Te hablo del hijo pródigo y su parábola. Hijo, Hermano, Padre... Fácil sentirse hijo; me hundo y torno, ¡ay! hermano; me hundo y torno ¿amigo?; me hundo y ¡ójala sí... torne prójimo, torne amigo!
ResponderEliminarEn él, con él y por él
Al + Mc
Montserrat. Aquest any em fan fer el recés en grup. Com hi ha un grup a Montserrat, el faré allà la darrera setmana d'agost. Però ja m'espabilaré per el septembre o l'octubre, trobar una setmaneta lliure per anar a Poblet. Una abraçada: Joan Josep
ResponderEliminarEl desconfiado, el miedoso, el de corazón medio cerrado solo ve aquello que nos separa, el optimista, el confiado, el de corazón abierto solo ve aquello que nos une... y es el que suele tender puentes para que todos podamos transitar.
ResponderEliminarUn Abrazo Joan.
BONA NIT JOAN JOSEP:
ResponderEliminarUNA GRAN OBRA MOLT HUMANITARIA QUE FAS EN EL ACOMPOANYAMENT ALS MALALTS.
UNA ABRAÇADA, Montserrat Llagostera
No puedo imaginar que exista un hombre que no llore. Si fuesemos por la vida un poco más atentos nos dariamos cuenta de que algunos lo hacen sin lagrimas, en silencio y hasta escondidos para no ser vistos.
ResponderEliminarEspero que ese enfermo este mejorando... mañana, aunque se asombre, dale un abrazo de mi parte; posiblemente, él, tambien esta en una etapa de lagrimas.
Un besazo de buenas noches.
Yo también he visto cosas en el hospital que han sido dolorosas.
ResponderEliminarGente sola moribunda, gente que ya han perdido la ilusión por vivir.
Todos somos iguales ante los ojos de Dios, y todos tenemos sentimientos.
Un abrazo Joan
¿Qué triste debe ser morirse solo...sin nadie que te acompañe es esos momentos tan decisivos...?Porque sí...ya sabemos que la muerte la afronta el que va a morir..., pero necesita más que nunca, compañía,cariño,sentir que no está solo en ese trance, que debe dar miedo a lo desconocido...a dejar de existir...a perder todo lo amado...¡Cuanto amor se necesita en esos momentos!. Un abrazo.
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