TODOS SAMARITANOS...

"En aquel tiempo, se presentó un letrado y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:

- Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?

Él le dijo:

- ¿Qué está escrito en la Ley?, ¿qué lees en ella?

El letrado contestó:

- Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.

Él le dijo:

- Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.

Pero el letrado, queriendo aparecer como justo, preguntó a Jesús:

- ¿Y quién es mi prójimo?

Jesús dijo:

- Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dió un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándole aceite y vino y, montándolo en su propia cabalgadura lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo:

- Cuida de él y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta.

- ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de bandidos?

El letrado contestó:

- El que practicó la misericordia con él.

Díjole Jesús:

- Anda, haz tú lo mismo."

Esta parábola junto a la del Padre Bueno (El Hijo Pródigo) son posiblemente las dos más populares. Son también las más representadas por los artistas. Esta popularidad hace que pasemos con superficialidad por ellas y no saquemos todas las enseñanzas que de ellas se desprenden.

De entrada asociamos el Buen Samaritano a personajes como Teresa de Calcuta, el Dr. Schweitzer, Vicente Ferrer, el padre Patera...O a aquellos misioneros que trabajan en la selva o el desierto...o aquellos cristianos que dedican su vida a los drogadictos y marginados. Y así olvidamos que Jesús nos habla a nosotros, a todos.

Como el letrado, sabemos perfectamente lo que debemos hacer, pero lo preguntamos para disimular...

Sacerdote y Levita dan un rodeo. Ambos vienen del culto, bajan de Jerusalen. Quien se detiene es el Samaritano, el hereje, el que no acepta el culto de Jerusalén. Naturalmente ni todos los que siguen el culto, en la realidad, dan un rodeo, ni todos los herejes y ateos se paran a atender al herido...Pero queda claro que el culto, por sí solo, no nos acerca a Dios si no está fundamentado en el Amor.

Curas y frailes (sacerdote y levita) y teólogos (el letrado) mira que curioso, van despistados por la vida. Y el hereje, ateo, agnóstico etc. (samaritano) es el único que se acerca al medio muerto. (O semi vivo, como dice el texto en latín). Quizá porque no sabemos reconocer en el que está junto a nosotros, a un medio muerto. Alguien que está lleno de heridas, que ha sido golpeado por los bandidos de la vida. Se nos mueven las entrañas ante las catástrofes, las fotos de niños hambrientos, las víctimas de atentados...pero no sabemos reconocer el dolor de quién se sienta a nuestro lado en el autobús, del que se comunica con nosotros por internet, del que vive en nuestra escalera o del que vive en casa con nosotros.

Ser Buen Samaritano, es tener la heroicidad de llevar siempre una sonrisa en nuestros labios, saber escuchar al que nos cuenta sus problemas, tender la mano siempre a los que nos rodean...Porque al decir Jesús al letrado, que haga lo mismo, es a nosotros a quien nos lo dice. Todos hemos de ser samaritanos. Porque al final de los tiempos "seremos juzgados del amor"...