"En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:
- La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os manda como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa decid primero: 'Paz a esta casa'. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: 'está cerca de vosotros el Reino de Dios'.
Volvieron los setenta y dos muy contentos y dijeron:
- Señor, en tu nombre hasta los demonios se nos sometían.
Les contestó:
- Estaba viendo a Satanás caer como un rayo del cielo. Mirad os he dado poder para pisotear serpientes y escorpiones y sobre toda la fuerza del enemigo, y nada os hará daño. Con todo, no os alegréis de que los espíritus se os sometan, sino de que vuestros nombres están registrados ne el cielo."
La primera lectura de hoy nos muestra en la voz de Isaías un Dios que ama a su pueblo como una Madre.
Pablo nos dice algo de plena actualidad: "Nada importa estar o no estar circuncidado; lo que importa es una nueva criatura". Hoy nos diría que no nos preocupemos por burkas, velos o crucifijos en lugares públicos, sino por ser "criaturas nuevas", ese Hombre Nuevo que vive el mensaje de Jesús.
En el Evangelio, Jesús manda a 72 discípulos a predicar por los pueblos. Siete y sus múltiplos significa la plenitus: todos. Y el dos significa comunicar la vida. Jesús nos manda a todos a comunicar la vida. Todos somos enviados, misioneros.
Se nos acusa a los cristianos de proselitismo. Nosotros respondemos que cumplimos el mandato del Señor. Y quizá sí, a veces, confundimos anuncio de la Buena Nueva con proselitismo. Jesús no nos manda de cualquier manera. Nos pide unas condiciones que no siempre seguimos. Primeramente hemos de empezar por la oración. Nuestra misión ha de ser fruto de la meditación.
Nos dice también que marchemos sin bolsa ni sandalias..."con la sola Palabra". Y nosotros hemos entrado en los pueblos como un elefante en una cacharrería. Si no, que se lo pregunten a los indígenas de América o de África, donde demasiadas veces la espada acompañaba a la Cruz...
Anunciar la Buena Nueva no significa emplear medios sofisticados, organizar grandes concentraciones, intentar imponernos a los demás. Hemos de anunciar con nuestra vida, con nuestros hechos, en la vida de cada día. Nos agarramos a burkas, circuncisiones, montajes...y olvidamos que hemos de ser Criaturas Nuevas, seguidores del mandato de Jesús: "Amaos los unos a los otros como Yo os he amado".
No debemos alegrarnos de nuestros éxitos, porque, sencillamente, no son nuestros. Hemos de alegrarnos de que Él nos ha elegido para ser sus obreros, para comunicar a todos que estamos Salvados.
Y eso debemos hacerlo todos los cristianos. Nadie tiene la exclusiva del anuncio de la Palabra. Jesús no manda sólo a los doce, nos manda a todos...
¡Ah! germá Juan Josep, estic molt cansada, prega per a mi.
ResponderEliminarEn tu comentario dices cosas claves, en tiempo de Santo Domingo de Guzmán, él se encontró que la Iglesia católica anunciaba el evangelio con mucha pompa y riqueza, mientras los cátaros lo anunciaban con su vida, ayunos , penitencias, gran austeridad etc. Y Nuestro P. Domingo, hizo parar esa pompa y anuciar la Buena Notícia, tal como Jesús nos manda y hoy nos rería el evangelio. Pero...¡¡seguimos teniendo aún mucha pompa!!!
Con ternura
Sor.Cecilia
Hola Joan
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo. No hace falta predicar con artilugios sofisticados, nuestra propia vida nos basta. Nuestro día a día, nuestra buena fe, nuestro amor a las personas, nuestra sonrisa, mirada. Nunca haciendo daño a nadie, diciendo la verdad, sin mentir.
Esa es una buena obra.
Abrazos
Bendito sea el que en su nombre solo sepa acoger, sanar y obrar con virtud, entonces ser Cristiano será por fin el hecho que Él nos mostraba en cada gesto.
ResponderEliminarMagnifica reflexión a esta lectura de hoy domingo, gracias como siempre por tus palabras Joan.
Un beso enorme desde el viejo reyno
Aiara.
JOAN JOSEP:
ResponderEliminarSabia entrada nos has hecho hoy.
Para seguir a Jesús, setoy de acuerdo que no hacen falta lujos, ni parafernarias.
El fue humilde y nos regaló sus Bienaventuranzas.
Una abraçada germá, Montserrat
No es nuestra Palabra la que anunciamos
ResponderEliminarPero, cada vez lo siento más fuerte,
es nuestra paz
la que ofrecemos
la que compartimos;
con la que convencemos
o, al menos, damos testimonio
A partir de ello
la Palabra se abrirá (o no)
camino
En el Amigo, Al + Mc
Tots estem atents a la Paraula, a fer honor a la Paraula, a propagar la Paraula.
ResponderEliminarI a tot arreu hi ha petites i grans meravelles, que no tenen paraula, però nosaltres parlem per elles.
Amb afecte.
¿ Y dices que pompa y fanfarria ? ¿ donde? ¿ cómo? ¿ cuándo? Nooooooooo no puedo creerlo ¡¡ Despues te contaré mi noche del sabado . Te va a gustar , Lo sé.
ResponderEliminarBesos con diadema, capa, lentejuelas y dorados . Ya ves, sencillita que voy hoy.