viernes, 31 de marzo de 2023

NO SER INTOLERANTES

 


En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús. Él les replicó: "Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?" Los judíos le contestaron: "No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios." Jesús les replicó: "¿No está escrito en vuestra ley: "Yo os digo: Sois dioses"? Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y no puede fallar la Escritura), a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros que blasfema porque dice que es hijo de Dios? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre."
Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes había bautizado Juan, y se quedó allí. Muchos acudieron a él y decían: "Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de éste era verdad." Y muchos creyeron en él allí.

Los judíos se mostraron intolerantes con Jesús. Se habían quedado con unas normas, con unas tradiciones, que no les dejaban avanzar. Él les enseñaba un nuevo camino y lo hacía enviado por el Padre. Ellos no lo aceptaron. Nosotros también corremos el riesgo de quedarnos anclados en ritos, norma... y no escuchar la Palabra, y sobre todo no seguir su ejemplo.

"La real e íntima comunión de Jesús con Dios lo lleva a expresarse con libertad sin temer a sus adversarios. La compasión entrañable que experimenta hacia los más vulnerables, las curaciones, su palabra amorosa, los lugares que transita y habita, las opciones que toma están inspiradas por ese Dios al que él llama «mi Padre». Los guardianes de la religión, quienes presumen de respeto a lo divino, lo cuestionan, lo incriminan, lo condenan. El peligro es tener un discurso que, en lugar de mostrar el amor y la misericordia de Dios, nos vuelva escrupulosos e intolerantes. Recordemos que, por nuestro testimonio, muchas personas se pueden acercar o alejar de la comunidad de fe. Es bueno recordar el reto que tenemos los cristianos, en un mundo cada vez más secularizado, de mostrar con acciones humanizadoras, y no con adoctrinamientos, nuestra fe.. ¿En qué lugares o espacios te sientes invitado a dar testimonio de tu fe?" (Koinonía) 

jueves, 30 de marzo de 2023

¿COMPRENDEMOS A JESÚS?



 En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: "Os aseguro: quien guarda mi palabra no sabrá lo que es morir para siempre." Los judíos le dijeron: "Ahora vemos claro que estás endemoniado; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices: "Quien guarde mi palabra no conocerá lo que es morir para siempre"? ¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?"
Jesús contestó: "Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: "Es nuestro Dios", aunque no lo conocéis. Yo sí lo conozco, y si dijera: "No lo conozco" sería, como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría." Los judíos le dijeron: "No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?" Jesús les dijo: "Os aseguro que antes que naciera Abrahán, existo yo." Entonces cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.

Estos días vemos cómo Jesús era incomprendido por sus conciudadanos y como se va acercando su muerte. Nosotros debemos preguntarnos ¿comprendemos a Jesús? Viendo cómo nuestro comportamiento está muchas veces muy alejado del de Jesús, podríamos responder que no. Cada día debemos esforzarnos por seguirlo. Por hacer del Amor el centro de nuestra vida como lo fue para Él.
 
"La vida eterna! ¡La gloria de Dios! siguen siendo para el imaginario cristiano palabras de difícil comprensión, con una concreción o realización más allá de esta vida. Nosotros podemos eternizar en el espacio y en el tiempo los gestos de amor sincero y desinteresado dando así sentido a nuestra existencia. No habrá “vida eterna” si no sabemos abrazar la vida que hoy nos es ofrecida como oportunidad, aún en medio de las dificultades y contradicciones que nos acompañan. De acuerdo con lo que nos narra el evangelio, Jesús va soportando un creciente grado de conflictividad por esa vida alternativa que propone y en la que incluye a todas las personas sin distinción, especialmente a las que muchos consideran privadas de esa gloria de Dios. En una Iglesia cada vez más sinodal y de comunión, necesitamos fomentar nuevas prácticas desde nuevos lenguajes. No hay gloria de Dios sin la dignificación de toda vida." (Koinonía)

miércoles, 29 de marzo de 2023

LIBRES COMO JESÚS

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos que habían creído en él: "Si os mantenéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres." Le replicaron: "Somos linaje de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: "Seréis libres"?" Jesús les contestó: "Os aseguro que quien comete pecado es esclavo. El esclavo no se queda en la casa para siempre, el hijo se queda para siempre. Y si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres. Ya sé que sois linaje de Abrahán; sin embargo, tratáis de matarme, porque no dais cabida a mis palabras. Yo hablo de lo que he visto junto a mi Padre, pero vosotros hacéis lo que le habéis oído a vuestro padre."
Ellos replicaron: "Nuestro padre es Abrahán." Jesús les dijo: "Si fuerais hijos de Abrahán, haríais lo que hizo Abrahán. Sin embargo, tratáis de matarme a mí, que os he hablado de la verdad que le escuché a Dios, y eso no lo hizo Abrahán. Vosotros hacéis lo que hace vuestro padre." Le replicaron: "Nosotros no somos hijos de prostitutas; tenemos un solo padre: Dios." Jesús les contestó: "Si Dios fuera vuestro padre, me amaríais, porque yo salí de Dios, y aquí estoy. Pues no he venido por mi cuenta, sino que él me envió."

"Aquello que nos da libertad la mayoría de las veces deriva de nuestras opciones y vínculos establecidos. Nos hacemos más libres cuando somos capaces de elegir aquello que genera bienestar a nuestras vidas y a nuestro entorno. También ejercemos nuestra libertad cuando entablamos relaciones que nos hacen mejores personas, siendo capaces de perdonar y perdonarnos; cuando somos capaces de decir la verdad, aunque eso implique una incomodidad o pérdida de algunas relaciones. Nuestras convicciones de fe y nuestras relaciones interpersonales nos impulsan a hacer lo correcto, aunque no siempre seamos beneficiados. El primer deber lo tenemos con la vida misma, que poco a poco parece estar perdiendo valor y aprecio. Pidámosle tener la libertad de espíritu que tuvo Jesús y un corazón semejante al suyo, sin reservarse nada para sí. Que alcancemos la coherencia de quienes viven lo que predican, a fin de mantenernos fieles a la Palabra de la Vida." (Koinonía)

martes, 28 de marzo de 2023

¿QUIÉN ES JESÚS?

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: "Yo me voy y me buscaréis, y moriréis por vuestro pecado. Donde yo voy no podéis venir vosotros." Y los judíos comentaban: "¿Será que va a suicidarse, y por eso dice: "Donde yo voy no podéis venir vosotros"?" Y él continuaba: "Vosotros sois de aquí abajo, yo soy de allá arriba: vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Con razón os he dicho que moriréis por vuestros pecados: pues, si no creéis que yo soy, moriréis por vuestros pecados."
Ellos le decían: "¿Quién eres tú?" Jesús les contestó: "Ante todo, eso mismo que os estoy diciendo. Podría decir y condenar muchas cosas en vosotros; pero el que me envió es veraz, y yo comunico al mundo lo que he aprendido de él." Ellos no comprendieron que les hablaba del Padre. Y entonces dijo Jesús: "Cuando levantéis al Hijo del hombre, sabréis que yo soy, y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo como el Padre me ha enseñado. El que me envió está conmigo, no me ha dejado solo; porque yo hago siempre lo que le agrada." Cuando les exponía esto, muchos creyeron en él.

¿Dónde buscar a Jesús?¿Quién es Jesús? Cuando miramos a la Cruz encontramos la respuesta. Es aquél que entregó su vida por nosotros enviado por el Padre. Es aquél que vivió para amar a todo el mundo, para curar, para perdonar... Es a través de Él que conocemos al Padre. 

"Jesús es consciente de que alcanzar sabiduría en la vida es difícil. Nosotros mismos experimentamos las consecuencias de nuestras malas decisiones y de no saber vivir. Pero lo que más le preocupa o indigna es que muchas personas se excusen en Dios para no hacerse responsables. Aquí es cuando sentencia: «Morirán por sus pecados» o por su inconciencia. No seguir un camino que nos asegura vida plena es sinónimo de terquedad o ceguera. Aferrarnos y depender de estímulos externos, creyendo que esto nos hace felices, es un autoengaño. Y la sociedad actual, con sus ofertas de una vida confortable, sin sufrimiento, amparados en la religión de la prosperidad, lo único que consigue es volvernos personas inmaduras y siempre insatisfechas. La vida de Jesús, como propuesta a seguir, está basada en un camino de madurez, pues a amar se aprende amando y siendo amados, a perdonar, perdonando y siendo perdonados. Sigamos el camino de la oblatividad de quien se sacrifica para dar vida." (Koinonía)

lunes, 27 de marzo de 2023

ÉL NO NOS CONDENA

 


En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio y, colocándola en medio, le dijeron: "Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?" Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: "El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra." E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer, que seguía allí delante. Jesús se incorporó y le preguntó: "Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?" Ella contestó: "Ninguno, Señor." Jesús dijo: "Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más."

¿No os habéis preguntado al leer este texto dónde está el hombre? En aquella sociedad sólo se condenaba a la mujer. A ella se la consideraba culpable. Jesús le salva la vida y la perdona. Lo mismo que habría hecho con el hombre; porque para Él no hay diferencia entre hombre y mujer. Por eso, a diferencia de los profetas, admitía a las mujeres como discípulas. Hemos avanzado mucho en la igualdad de género, pero todavía nos queda mucho por hacer.

"“Aquel que salva una vida, salva al mundo entero” dice el Talmud, el libro sagrado de la religión judía. Pareciera que Jesús, empeñado en darle plenitud a la ley, se aferra a esta idea: la de salvar más allá de condenar. Ante la pregunta de los maestros de la ley respecto del adulterio, no se apresura a responder, consciente de que está en riesgo la vida de una mujer reducida a “objeto de impureza” por parte de una sociedad patriarcal machista. Jesús se abaja al nivel del suelo, donde se encuentra colocada en ese momento la dignidad de un ser humano. En contacto visual y emocional con la mujer, reflexiona y seguramente ora, pensando cómo ayudarla frente a tantas personas que la quieren ver muerta. La respuesta de Jesús apela a la verdad del proyecto de Dios, que no ha venido a condenar sino a recuperar la vida maltratada. Jesús nos recuerda que Dios no quiere un mundo de víctimas y victimarios, sino de vidas liberadas del egoísmo y la maldad." (Koinonía)

domingo, 26 de marzo de 2023

TRAS ÉL ESTÁ LA VIDA

 

En aquel tiempo, [un cierto Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta, su hermana, había caído enfermo. María era la que ungió al Señor con perfume y le enjugó los pies con su cabellera; el enfermo era su hermano Lázaro.]
Las hermanas mandaron recado a Jesús, diciendo: "Señor, tu amigo está enfermo." Jesús, al oírlo, dijo: "Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella." Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo, se quedó todavía dos días en donde estaba. Sólo entonces dice a sus discípulos: "Vamos otra vez a Judea."
[Los discípulos le replican: "Maestro, hace poco intentaban apedrearte los judíos, ¿y vas a volver allí?" Jesús contestó: "¿No tiene el día doce horas? Si uno camina de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si camina de noche, tropieza, porque le falta la luz. Dicho esto, añadió: "Lázaro, nuestro amigo, está dormido; voy a despertarlo." Entonces le dijeron sus discípulos: "Señor, si duerme, se salvará." Jesús se refería a su muerte; en cambio, ellos creyeron que hablaba del sueño natural. Entonces Jesús les replicó claramente: "Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros de que no hayamos estado allí, para que creáis. Y ahora vamos a su casa." Entonces Tomás, apodado el Mellizo, dijo a los demás discípulos: "Vamos también nosotros y muramos con él."]
Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. [Betania distaba poco de Jerusalén: unos tres kilómetros; y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano.] Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá." Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará." Marta respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día." Jesús le dice: "Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?" Ella le contestó: "Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo."
[Y dicho esto, fue a llamar a su hermana María, diciéndole en voz baja: "El Maestro está ahí y te llama." Apenas lo oyó, se levantó y salió adonde estaba él; porque Jesús no había entrado todavía en la aldea, sino que estaba aún donde Marta lo había encontrado. Los judíos que estaban con ella en casa consolándola, al ver que María se levantaba y salía deprisa, la siguieron, pensando que iba al sepulcro a llorar allí. Cuando llegó María adonde estaba Jesús, al verlo se echó a sus pies diciéndole: "Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano."]
Jesús, [viéndola llorar a ella y viendo llorar a los judíos que la acompañaban,] sollozó y, muy conmovido, preguntó: "¿Donde lo habéis enterrado?" Le contestaron: "Señor, ven a verlo." Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban: "¡Cómo lo quería!" Pero algunos dijeron: "Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera éste?" Jesús, sollozando de nuevo, llega al sepulcro. Era una cavidad cubierta con una losa. Dice Jesús: "Quitad la losa." Marta, la hermana del muerto, le dice: "Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días." Jesús le dice: "¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?" Entonces quitaron la losa. Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo: "Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado." Y dicho esto, gritó con voz potente: "Lázaro, ven afuera." El muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: "Desatadlo y dejadlo andar."
Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.

"¿Llegan a ti, Señor, nuestros avisos? ¿O se pierden, acaso, entre las nubes?
¿No se te parte el corazón al escuchar los recados que te enviamos muchas veces:
«Señor, tu amigo Lázaro está enfermo»?
Pero por alguna razón que se me escapa
te entretienes, te retrasas, dejas pasar el tiempo...
y cuando Lázaro más te necesita... ¡no estás, no tienes prisa, das largas...!
«Lázaro» es el nombre de muchos niños
-decías que son tus favoritos, y que hay que ser como ellos-
niños que se compran y venden como si fueran mascotas,
que se mueren de hambre, rebuscando entre basureros demasiado rebuscados,
o de enfermedades perfectamente curables...
Otros, en cambio, aunque tienen sus necesidades cubiertas,
y no les falta ninguna «cosa», tienen todo tipo de chismes...
pero están necesitados de un poco de atención,  de ternura, de compañía...
Si tú hubieras estado aquí habrías ido hacia ellos para acariciarlos,
bendecirlos y ayudarles a que fueran lo que son: niños,
y nos habrías repetido aquella misma orden que diste a tus discípulos:
«Dadles vosotros de comer».
Hay muchas Martas y Marías que lloran la ausencia de aquellos a los que tanto amaban,
y que les fueron demasiado pronto, llevándose con ellos un buen pedazo de sus corazones.
Si hubieras estado allí para curarles con alguno de tus milagros...
Pero no estabas. No llegaste a tiempo. Estabas ocupado en otras cosas.
Te necesitan muchos jóvenes Lázaros que se han dejado enredar y atar
por las vendas y sudarios de gentes sin escrúpulos que les engañan
vendiéndoles la felicidad a precio de pastilla o de botellón,
encerrándoles en oscuros sepulcros de los que no son capaces de salir...
Te enviaron recado los «Lázaros» que sobreviven, a duras penas,
en esos países envueltos en violencias y guerras interminables,
explotados a veces, ignorados otras, por parte de los poderosos...
Si hubieras estado aquí y te hubieran escuchado aquello
de que los que trabajan por la paz serán llamados hijos de Dios. 
Muchos «Lázaros», acompañados de sus hermanas, mujeres, hijos...
sienten que les arrancan la vida
porque han tenido que huir de sus tierras -sin papeles-
buscando simplemente sobrevivir en tierras extrañas,
indefensos, oprimidos, sin voz, sin derechos,
con muchas lágrimas y recuerdos,
que han puesto su confianza y su deseo de justicia sólo en ti.
Pero, ¿dónde estás que no llegas, por qué dejas que pasen los días?
Tantos Lázaros gritaron y lloraron desesperadamente 
en sus camas de las residencias de mayores, de los hospitales de campaña,
en las UCIS, llenos de tubos, de medicamentos (y no siempre),
y tantas veces tremendamente solos.
Qué bien si te hubieran visto, al menos derramar por ellos tus lágrimas,
mientras nos recordabas que son «bienaventurados los que lloran,
porque serán consolados
porque serán consolados» y «venid, benditos de mi Padre,
porque estuve enfermo y vinisteis a verme; o fui emigrante y me acogisteis
porque estuve enfermo y vinisteis a verme; o fui emigrante y me acogisteis».
Te está gritando la sangre derramada sobre la tierra, como la de Abel,
de aquellos que quisieron luchar por la justicia, por la verdad, por los derechos humanos,
por la libertad, por la igualdad de todos los hombres, por la defensa de la naturaleza...
¿Es que no pudiste hacer nada por ellos?
Desde lo hondo a ti gritan, Señor, desde lo hondo de sus sepulcros,
desde lo hondo de su rabia, desde lo hondo de su dolor y desesperanza,
desde lo hondo de su pecado, desde lo hondo de sus corazones desgarrados,
desde lo hondo de soledad, desde lo hondo de su oración nunca escuchada...
Pero parece que a ti no te importa el retraso.
No tuviste prisa en calmar la tempestad que amenazaba con hundir la barca de tus discípulos.
No tuviste prisa en llegar al banquete, aunque aquellas jóvenes se quedaran sin aceite.
No tuviste prisa por arrancar la cizaña que crecía mezclada con el trigo, asfixiándolo.
No tuviste prisa en echarte a los caminos,
y te retrasaste hasta 30 años en empezar a anunciar tu Buena Noticia.
Parece que nunca llegaba tu hora... y mientras tantos«Lázaros» se van muriendo.
Sí que recuerdo que te identificaste con ellos,
que te hiciste como ellos, que acabaste hecho una piltrafa colgado de un palo,
y que hiciste tuyo su grito desde la cruz:
«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Tu respuesta fue gritar con nosotros, hacer tuyos nuestros gritos y dolores,
hundirte con ellos, y ponerlo todo en las manos del Padre,
para que el Padre nos mostrara que «hay salida», «al tercer día».
Tenemos que aprender, como Marta, a dejar que tú elijas el momento.
Tenemos que dejar que corrijas nuestras palabras derrotadas:
el «está muerto» por el «está dormido»,
el  «pobres desgraciados» por un «bienaventurados».
Tendremos que aprender que el grano de trigo que se está pudriendo
tú lo ves ya como espiga llena de grano.
Tendremos que aprender que nuestros dolores y sufrimientos
son como los de un parto, que trae una vida nueva y sorprendente.
Tiene sentido seguir aguardando siempre, con confianza,
porque tú eres la resurrección y la vida y un día pronunciarás nuestro nombre,
(aunque llevemos muertos ya cuatro días o cuatro milenios),
y nos dirás:¡Sal fuera! ¡Quitadles las ataduras, las vendas y sudarios! 
¡Quitad las losas que los tienen enterrados y olvidados!
Sólo por esto nuestra esperanza y nuestra lucha tienen sentido
y resistirán el tiempo que sea necesario.
Ya sabemos que tu reloj y el nuestro no marcan la misma hora.
Pero que ya falta poco para que declares solemnemente:
«Ha llegado mi hora, subamos a Jerusalem a luchar el combate
contra los poderes de la muerte
contra los poderes de la muerte». 
Todos los Lázaros subirán contigo...
Y a esa «hora» sonarán a volteo las campanas, y revolotearán los ángeles anunciando
que la injusticia, la muerte, el mal y el pecado ya van siendo vencidos.
Que la vida, la justicia, la bondad, la verdad y el amor tienen la última palabra.
Que tus «amigos», -todos los Lázaros-, saldrán de la tumba,
pero esta vez ya para siempre, para no sufrir ni morir más..
Será «la hora» definitiva de la Pascua.
"¿Crees esto?""
(Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf)

sábado, 25 de marzo de 2023

ACEPTAR SU VOLUNTAD

 


A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo." Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: "No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin." Y María dijo al ángel: "¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?" El ángel le contestó: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible." María contestó: "Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra." Y la dejó el ángel.

María es modelo de aceptación de la voluntad de Dios. No sabemos si acabó de entender lo que se le pedía, pero ella lo acepta y se declara la esclava del Señor. Luego, a lo largo del Evangelio, se nos dirá que guardaba todo lo que le ocurría en su corazón. La encontramos al pie de la Cruz y cuando los discípulos reciben al Espíritu. 

"Dios hace de María, la joven campesina de Nazaret, protagonista de un proceso liberador que la dignifica a ella y a su Pueblo. Hoy recordamos y celebramos esta noticia: que también las mujeres son portadoras de la bendición de Dios. En María, mujer, Dios nos regala el cumplimiento de las promesas hechas a su Pueblo empobrecido y marginado. El anuncio de la vida nueva en Dios conlleva en sí un proyecto de esperanza para quienes todavía hoy son menospreciados y olvidados. Toda vida es presencia viva de Dios que merece ser respetada y atendida, a la vez que sanada, custodiada y amada. Dios actúa en la historia, aunque no siempre comprendamos en quién y cómo. Renovemos con María nuestro compromiso de ser oyentes y servidores de esa Palabra de Dios que dignifica. ¡Atención! No todo anuncio en nuestro mundo engendra vida." (Koinonía)

viernes, 24 de marzo de 2023

NO ERA SU HORA

 


En aquel tiempo, recorría Jesús la Galilea, pues no quería andar por Judea porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las tiendas. Después que sus parientes se marcharon a la fiesta, entonces subió él también, no abiertamente, sino a escondidas.
Entonces algunos que eran de Jerusalén dijeron: "¿No es éste el que intentan matar? Pues mirad cómo habla abiertamente, y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que éste es el Mesías? Pero éste sabemos de dónde viene, mientras que el Mesías, cuando llegue, nadie sabrá de dónde viene." Entonces Jesús, mientras enseñaba en el templo, gritó: "A mí me conocéis, y conocéis de dónde vengo. Sin embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es veraz; a ése vosotros no lo conocéis; yo lo conozco, porque procedo de él, y él me ha enviado." Entonces intentaban agarrarlo; pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora.

"Es viernes y la Palabra en esta cuarta semana de Cuaresma nos acerca a la Pasión. El libro de la Sabiduría narra la actitud que los impíos tienen contra el justo: “lleva una vida distinta de los demás, y su conducta es diferente” Sab 2, 15. No es raro que la Iglesia haya visto desde el comienzo una profecía de la pasión y muerte de Jesucristo en este texto. “Lo someteremos a la prueba de la afrenta y la tortura, para comprobar su moderación y apreciar su paciencia” Sab 2, 19.
También el evangelio de Juan va estrechando el cerco de los acontecimientos que hoy celebraremos en muchos Vía Crucis, recordando este momento. Aunque todavía no ha llegado su hora,  el Señor va tomando conciencia progresivamente de que se acerca su hora definitiva. Todavía no ha llegado, pero está próxima. Por más que grita en el templo, muchos no aceptan su ser divino, su condición de Hijo, su misión salvadora. Insisto, el verbo del pasaje es “gritar”, “levantar la voz” Jn 7, 28. La sordera es de corazón, mas grave de curar.
Una prueba difícil que está viviendo nuestra Iglesia europea es su situación de pérdida de relevancia pública. El avance de la increencia y de la desafección religiosa en nuestra tierra, pone en cuestión su influjo en la sociedad. No sería la primera vez que esto acontece en nuestra historia cristiana. Pero esta “prueba” nos debe llevar a un análisis purificador, a una autocrítica constructiva, a una conversión: ¿será significativa la fe cristiana de mañana en la sociedad europea? O bien, ¿seremos creíbles como creyentes y como comunidad que refleja a Jesucristo? ¿Qué tiene que cambiar y qué tiene que desaparecer? ¿En qué tenemos que gritar más o levantar la voz? No importa que desaparezca “una forma” de ser cristiano, lo que no tiene que desaparecer es el cristianismo. Por muchas pruebas que haya." (Ciudad Redonda)

jueves, 23 de marzo de 2023

EL VERDADERO TESTIMONIO

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: "Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es válido. Hay otro que da testimonio de mí, y sé que es válido el testimonio que da de mí. Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para que vosotros os salvéis. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y vosotros quisisteis gozar un instante de su luz. Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido realizar; esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado. Y el Padre que me envió, él mismo ha dado testimonio de mí. Nunca habéis escuchado su voz, ni visto su semblante, y su palabra no habita en vosotros, porque al que él envió no le creéis.
Estudiáis las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues ellas están dando testimonio de mí, ¡y no queréis venir a mí para tener vida! No recibo gloria de los hombres; además, os conozco y sé que el amor de Dios no está en vosotros. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibisteis; si otro viene en nombre propio, a ése sí lo recibiréis. ¿Cómo podréis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros y no buscáis la gloria que viene del único Dios? No penséis que yo os voy a acusar ante el Padre, hay uno que os acusa: Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza. Si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. Pero, si no dais fe a sus escritos, ¿cómo daréis fe a mis palabras?"

El testimonio de Jesús son sus obras: curar, perdonar, devolver la vista y la palabra, hacer caminar, acoger...Ese es el camino que debemos seguir. Esas han de ser también nuestras obras. Así daremos testimonio de Él.

"Para conocer a Dios no alcanza con leer, escuchar o estudiar sobre él, sobre su misterio; es necesario el encuentro y la experiencia con él. Necesitamos que su amor providente nos haga capaces de percibirlo vivo y presente en todos los espacios de la vida, incluidos los momentos de prueba. Jesús nos revela un Padre que nunca nos abandona y padece con nosotros en la adversidad. Por eso es necesario que, personalmente y como comunidad, nos detengamos a pensar si él es la fuente que vitaliza e impulsa nuestras vidas. Reconozcamos que vivimos en un mundo que busca opacar a Dios dándonos a beber de otras fuentes que, en lugar de darnos plenitud, nos resecan y deshumanizan. Recordemos que Dios siempre nos está esperando como médico, como maestro, como justo juez misericordioso. En la medida en que nos humanizamos, abrimos el corazón no a un Dios Todopoderoso sino Todo-bondad y misericordia que, en Jesús, recibe el rechazo de quienes, conociéndolo, se encierran en el egoísmo. Anímate a conocer más al Dios de Jesús." (Koinonía)

miércoles, 22 de marzo de 2023

NOS DA LA VERDADERA VIDA

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: "Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo." Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque no sólo abolía el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios. Jesús tomó la palabra y les dijo: "Os lo aseguro: El Hijo no puede hacer por su cuenta nada que no vea hacer al Padre. Lo que hace éste, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que ésta, para vuestro asombro.
Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo el juicio de todos, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo envió. Os lo aseguro: Quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no se le llamará a juicio, porque ha pasado ya de la muerte a la vida. Os aseguro que llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán. Porque, igual que el Padre dispone de la vida, así ha dado también al Hijo el disponer de la vida. Y le ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo del hombre. No os sorprenda, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio. Yo no puedo hacer nada por mí mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.

Dios actúa a través del Hijo. Seguir al Hijo es seguir al Padre, porque es Él quien nos lo da a conocer. Jesús nos da la verdadera Vida. Una Vida que es entrega, Amor, salvación. Si escuchamos su voz recobramos la Vida. 

"Llamar a Dios “Padre” era un verdadero atrevimiento para el pueblo judío; en cambio Dios fue, en la experiencia de Jesús, un “Padre” de verdad, amoroso y cercano, no sólo en sentido metafórico sino real. La paternidad experimentada lo condujo a vivir un amor entrañable, sin juzgar a nadie; a trabajar por la consolación y la dignificación de toda vida. Lo de Jesús no es un simple ejercicio piadoso de contemplación silenciosa del misterio de Dios, a quien se debía obedecer y temer, sino la encarnación de un compromiso público y político de un Dios amigo de los empobrecidos y de las causas justas. Seamos continuadores de la misión de un Dios que sirve, dignifica, da sentido, compromete, humaniza. ¿En qué acciones o con quiénes sientes estar cumpliendo la voluntad de Dios en tu propia vida? " (Koinonía)

martes, 21 de marzo de 2023

LEVANTARSE

 


En aquel tiempo, se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda. Ésta tiene cinco soportales, y allí estaban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos. Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice: "¿Quieres quedar sano?" El enfermo le contestó: "Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado." Jesús le dice: "Levántate, toma tu camilla y echa a andar." Y al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar.
Aquel día era sábado, y los judíos dijeron al hombre que había quedado sano: "Hoy es sábado, y no se puede llevar la camilla." El les contestó: "El que me ha curado es quien me ha dicho: Toma tu camilla y echa a andar." Ellos le preguntaron: "¿Quién es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a andar?" Pero el que había quedado sano no sabía quién era, porque Jesús, aprovechando el barullo de aquel sitio, se había alejado. Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice: "Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor." Se marchó aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado. Por esto los judíos acosaban a Jesús, porque hacía tales cosas en sábado.

Jesús, como al paralítico nos dice que nos levantemos. Si queremos seguir su camino, debemos estar activos, luchar, aunque los demás nos digan que no podemos hacerlo. Debemos cargar nuestra "camilla", nuestros defectos, nuestra heridas, nuestros pecados...y seguirle a Él.

"¡Cuántas veces nuestras aguas interiores se agitan fuertemente haciendo que nuestro corazón, corporalidad y pensamientos se vean envueltos en un remolino emocional! Si se trata de una situación de enfermedad que nos impide desarrollar nuestra vida normal, todas las fuerzas, tiempo y recursos se dedican exclusivamente a atender esta situación de modo permanente. La pregunta y el diálogo que inicia Jesús con el enfermo pretende sacar a luz todas sus frustraciones. Aunque es sábado y la ley impide hacer muchas cosas en el día de descanso, la sanación que se produce demuestra que para Dios no hay nada más importante que la vida y la salud de sus hijos e hijas. Los estilos de vida que hoy vivimos nos están enfermando cada vez con mayor prontitud y gravedad. La cuestión no sólo está en manos de Dios; depende también de nuestras decisiones y de aquello que hagamos con el don de la vida y la salud otorgada." (Koinonía)

lunes, 20 de marzo de 2023

SAN JOSÉ

 


Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.
A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: "Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados." Él les contestó: "¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?" Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad.

Aunque la festividad era ayer, litúrgicamente, este año, se celebra hoy.
Este texto me hace pensar siempre en los padres con hijos adolescentes. Sus preocupaciones y sufrimientos por unos hijos que se les escapan; que dejan de ser aquellos para los que eran lo mejor del mundo. Ellos lo sabían todo, los protegían, los acompañaban...Pero llega un día en que los hijos quieren buscar su propio camino, ser independientes. Y la labor de los padres, aunque sea dura, es respetarles y dejar que descubran la vida a base de errores, de equivocarse; como hemos hecho todos. Eso sí, arroparles con amor, como hizo José con Jesús.

"El texto casi nada dice de José que, junto a María, buscaba angustiado a Jesús. Lo encuentran en el Templo escuchando y preguntando a los doctores de la Ley. Una mezcla de emociones nos trasmite el evangelista en este relato: angustia, desconcierto, incomprensión, alegría. Seguramente José sintió orgullo al encontrar a Jesús dialogando con los entendidos acerca de Dios. ¿Acaso no era él su padre, el que lo cuidó y acompañó en su crecimiento en estatura, gracia y sabiduría? El retorno a Nazaret debe haber sido con más preguntas que certezas, pero con la esperanza de que, en Jesús, se cumplen las promesas del Dios que salva en el día a día, en el silencio, en la tarea realizada con amor cada día. Y nosotros, ¿en qué lugares encontramos a Jesús? Inspirados en José y en María, esforcémonos por cumplir la voluntad de Dios en nuestra familia y comunidades." (koinonía)

domingo, 19 de marzo de 2023

ÉL NOS HACE VER

 

En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. [Y sus discípulos le preguntaron: "Maestro, ¿quien pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?" Jesús contestó: "Ni éste pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios. Mientras es de día, tenemos que hacer las obras del que me ha enviado; viene la noche, y nadie podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo."
Dicho esto,] escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo: "Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado." Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: "¿No es ése el que se sentaba a pedir?" Unos decían: "El mismo." Otros decían: "No es él, pero se le parece." Él respondía: "Soy yo."
[Y le preguntaban: "¿Y cómo se te han abierto los ojos?" Él contestó: "Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, me lavé, y empecé a ver." Le preguntaron: "¿Dónde está él?" Contestó: "No sé."]
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista. Él les contestó: "Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo." Algunos de los fariseos comentaban: "Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado." Otros replicaban: ¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?" Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: "Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?" Él contestó: "Que es un profeta."
[Pero los judíos no se creyeron que aquél había sido ciego y había recibido la vista, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron: "¿Es éste vuestro hijo, de quien decís vosotros que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?" Sus padres contestaron: "Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; pero cómo ve ahora, no lo sabemos nosotros, y quién le ha abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos. Preguntádselo a él, que es mayor y puede explicarse." Sus padres respondieron así porque tenían miedo los judíos; porque los judíos ya habían acordado excluir de la sinagoga a quien reconociera a Jesús por Mesías. Por eso sus padres dijeron: "Ya es mayor, preguntádselo a él."
Llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron: "Confiésalo ante Dios: nosotros sabemos que ese hombre es un pecador." Contestó él: "Si es un pecador, no lo sé; sólo sé que yo era ciego y ahora veo." Le preguntan de nuevo: ¿Qué te hizo, cómo te abrió los ojos?" Les contestó: "Os lo he dicho ya, y no me habéis hecho caso; ¿para qué queréis oírlo otra vez?; ¿también vosotros queréis haceros discípulos suyos?" Ellos lo llenaron de improperios y le dijeron: "Discípulo de ése lo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ése no sabemos de dónde viene." Replicó él: "Pues eso es lo raro: que vosotros no sabéis de dónde viene y, sin embargo, me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que es religioso y hace su voluntad. Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un ciego de nacimiento; si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder."]
Le replicaron: "Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?" Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: "¿Crees tú en el Hijo del hombre?" Él contestó: "¿Y quién es, Señor, para que crea en él?" Jesús les dijo: "Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es." Él dijo: "Creo, señor." Y se postró ante él.
[Jesús añadió: "Para un juicio he venido ya a este mundo; para que los que no ve vean, y los que ven queden ciegos." Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le preguntaron: "¿También nosotros estamos ciegos?" Jesús les contestó: "Si estuvierais ciegos, no tendríais pecado, pero como decís que veis, vuestro pecado persiste."]

"En el «drama teológico» que hoy leemos, de Juan, el ciego se convierte en el centro. Todos se preguntan cómo es posible que un ciego de nacimiento sea ahora capaz de ver. Sospechan que algo grande ha sucedido, preguntan por el que ha hecho ver al ciego, pero no llegan a creer que Jesús sea la causa de la luz de los ojos del ciego. Un simple hombre como Jesús no les parece capaz de obrar tales maravillas. Menos aún habiéndolas obrado en sábado, día sagrado de descanso que los fariseos guardaban de manera escrupulosa. Y menos aún siendo el ciego un pobretón que pedía limosna al pie de una de las puertas de la ciudad. Todos interrogan al pobre ciego que ahora ve: los vecinos, los fariseos, los jefes del templo. Jesús se hace encontradizo con él, solidariamente, al enterarse de que lo han expulsado de la sinagoga. Y en este nuevo encuentro con Jesús el ciego llega a «ver plenamente», a «ver» no sólo la luz, sino la «gloria» de Dios, reconociendo en él al enviado definitivo de Dios, el Hijo del hombre escatológico, el Señor digno de ser adorado... Ese es el mensaje que Juan elabora y nos quiere transmitir narrando un drama «teológico» –como es su estilo– más que afirmando proposiciones abstractas, como hubiera hecho si hubiera sido de formación filosófica griega.
Al final del texto las palabras que Juan pone en labios de Jesús hacen explotar el mensaje teológico del drama: Jesús es un juicio, es el juicio del mundo, que viene a poner al mundo patas arriba: los que veían no ven, y los que no veían consiguen ver. ¿Y qué es lo que hay que ver? A Jesús. Él es la luz que ilumina.
No haría falta echarle metafísica y ontología griega a este drama judío... Es un lenguaje de «confesión de fe». La comunidad de Juan está «entusiasmada», llena de gozo y de amor, poseída realmente por el descubrimiento que ha hecho en Jesús. Sienten que Él les cambia el mundo, que ven las cosas al revés que antes, y que es en Él en quien Dios se les ha hecho patente. Y así lo confiesan. No hace falta más. La ontología que los siglos subsiguientes volcaron sobre el tema, es un añadido cultural, occidental, griego. Para el caso, sobra. Sobra para quien quiere creer, porque no está obligado a creer metafísica, sino sólo a establecer su relación con Jesús...
¿Qué significa hoy para nosotros? Lo mismo, sólo que a 20 siglos de distancia. Con más perspectiva, con más sentido crítico, con más conciencia de la relatividad (no digamos “relativismo”) de nuestras afirmaciones, sin fanatismos ni exclusivismos, sabiendo que la misma manifestación de Dios se ha dado en tantos otros lugares, en tantas otras religiones, a través de tantos otros mediadores. Pero con la misma alegría, el mismo amor y el mismo convencimiento." (Koinonía)


sábado, 18 de marzo de 2023

RECONOCER NUESTROS ERRORES

 


En aquel tiempo, a algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás, dijo Jesús esta parábola: "Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: "¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo." El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador." Os digo que éste bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido."

La verdadera humildad es saberse aceptar tal cual uno es. Reconocer nuestras faltas sin compararnos con los demás. Y sobre todo estar seguros, confiados en la ayuda y el perdón de Dios. Por eso el publicano llegó a casa justificado. Nadie es perfecto y todos cometemos errores. La diferencia está en saberlos reconocer o no. Si reconocemos nuestros errores no juzgaremos a los demás.

"La humildad es una virtud que engrandece a quien la encarna porque le brinda la posibilidad de salirse del centro, dejando la auto-referencialidad, permitiendo a Dios actuar con su gracia. Mirar la propia vida y reconocer que no siempre todo va tan bien como uno quisiera, entrando en contacto con la finitud y la fragilidad humana, es un camino de autoaceptación no fácil de recorrer. Uno de los mayores retos está en no autoengañarnos enfrentándonos a nuestra verdad aunque duela. La Cuaresma es un tiempo oportuno para revisar si nos estamos dejando atrapar por el ego que fomenta la autosuficiencia, la arrogancia y el orgullo. Como nos enseña la espiritualidad liberadora, se trata de cargar con la realidad y dejarnos cargar por ella para vivir procesos humanizadores. Nos ha de devolver la esperanza saber que Dios va obrando silenciosamente en la historia, aun y a pesar de nuestros desaciertos. Qué nuestra oración no sea para intimismos o descalificaciones, sino la fuerza o impulso para nuestras entregas cotidianas." (Koinonía)

viernes, 17 de marzo de 2023

LA LEY ES AMAR

 
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: "¿Qué mandamiento es el primero de todos?" Respondió Jesús: "El primero es: "Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser." El segundo es éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." No hay mandamiento mayor que éstos."
El escriba replicó: "Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios." Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: "No estás lejos del reino de Dios." Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Jesús nos da la clave de la verdadera Ley. Todo se resume en el Amor. Amar a Dios y amar al prójimo. El escriba le pregunta por el primer mandamiento de todos. Jesús responde con dos, que son el mismo. Amar a Dios se practica amando a los demás, amando a los hombres. Seguir a Jesús hacia el Padre es AMAR.

"El encuentro entre dos personas de similar formación dentro de una misma tradición religiosa se abre a un intercambio de saberes y aprendizajes sobre la fe. El maestro de la ley pregunta a Jesús sobre lo que más importa de su fe y lo resume en la vivencia del amor en dos vertientes. Para Jesús no existe experiencia de Dios sin amor al prójimo y sin lucha por la justicia. El maestro de la ley valida lo que Jesús responde poniendo de manifiesto que los encuentros con diversas expresiones de fe pueden transformarse en oportunidad. La búsqueda de la verdad en conjunto con otros, en apertura al pluralismo de ideas y con buena voluntad suscita encuentros generadores de vida. Es importante la valoración antes que la descalificación, la escucha antes que la imposición de ideas. El espacio del Reino busca recuperar la acción solidaria que atienda las necesidades básicas humanas, al servicio de las personas más vulnerables. Promueve acciones de tolerancia y solidaridad para que el Reino de Dios sea." (Koinonía) 

jueves, 16 de marzo de 2023

¿SOMOS UN REINO DIVIDIDO?

 


En aquel tiempo, Jesús estaba echando un demonio que era mudo y, apenas salió el demonio, habló el mudo. La multitud se quedó admirada, pero algunos de ellos dijeron: "Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios."
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo. Él, leyendo sus pensamientos, les dijo: "Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama."

Uno de los mayores problemas del cristianismo es la división. No aceptamos que el otro haga el bien si no es de "los nuestros".  No aceptamos la diversidad. Y un Reino dividido va a la ruina. Dicho con otras palabras: un reino dividido no es el Reino de Dios. Este es el Reino de la fraternidad, la solidaridad, del Amor.
 
"A Jesús le cuestionan sus acciones de bondad especialmente quienes no creen que es posible cambiar o transformar la vida empobrecida u oprimida. Y es que hay personas que se acostumbran a todo, incluso a mal vivir, condenándose a formas o estilos de vida que las van autodestruyendo. La Buena Noticia del Reino invita a salir del conformismo y de la resignación recordándonos que no todo esta perdido. Es por ello que Jesús exhorta a tomar partido: frente al bien y al mal es necesario asumir una postura coherente. En nuestros días, tantas realidades injustas condenan a muchas personas y nuestro desinterés o silencio indiferente se vuelven cómplices. Asistimos a diario al atropello de los derechos humanos, al descuido y destrucción del planeta, a la deshumanización provocada por la excesiva virtualidad. ¿Contribuimos al bien o nos desangramos hasta morir?" (Koinonía) 

miércoles, 15 de marzo de 2023

LA VERDADERA LEY ES EL AMOR

 


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos."

Jesús no quiere cambiar las leyes. Quiere darles su sentido profundo. Las leyes han de estar remitidas a la Ley de Dios: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Es decir todas deben estar referidas al Amor. Si no, son leyes injustas que hay que cambiar. Enseñar la Ley es enseñar a Amar.

"Al tratarse de normas y leyes, la cuestión no va de cumplir por cumplir; más bien se trata de ser corresponsables de la sana convivencia con las personas y el mundo que nos rodea. Ojalá todos nos esforzáramos por vivir con pasión cada día, con gratitud por las oportunidades y en armonía. Jesús reinterpreta el espíritu contenido en las leyes, que por sí solas no generan cambios profundos. Muchos somos meros cumplidores sin estar motivados y sin que esto nos haga buenas personas. Si conectamos con las leyes de la Creación, caeremos en la cuenta que estar vivos es un milagro y una oportunidad. No se trata de vivir de cualquier manera, porque somos una posibilidad entre millones más. Al pertenecer a un grupo humano, automáticamente nos encontraremos con normas o leyes que nos orientan y esperan que las acojamos con libertad. Ojala que aquello a lo que nos adherimos nos humanice y ayude a caminar en alegría y en verdad. No sigas las leyes injustas. " (Koinonía)

martes, 14 de marzo de 2023

SABER PERDONAR

 


En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: "Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?"
Jesús le contesta: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo." El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda.
Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano." 

Queremos perdón y nosotros no sabemos perdonar. Lo rezamos cada día en el Padrenuestro. Pedimos que el Padre nos perdone como nosotros perdonamos. ¿Sabemos realmente lo que decimos? Si nosotros no perdonamos...Tenemos dos medidas. Una para nosotros y otra para los demás. Sin embargo el Padre nos ama a todos por igual. ¿Qué esperamos a seguir su ejemplo y perdonar sin límite?

"Nos cuesta familiarizarnos con la palabra “límite” en una sociedad que nos habla constantemente de lo ilimitado. Y para vivir moderadamente, necesitamos ir limitando las prácticas o costumbres que nos pueda afectar. En un mundo de excesos la austeridad y la moderación son el camino que realmente conduce a la libertad y a la paz. La parábola de hoy nos invita a tomar conciencia de que, de una u otra forma, todos somos deudores. Seguramente tenemos deudas acumuladas con nosotros mismos, con los demás y con la misma Creación. Aunque conozcamos a personas que no se limitan y prefieren derrochar hasta lo que no tienen, no caigamos en la trampa de creer que quien más posee es más feliz. Recordemos que quien no paga sus deudas personales y comunitarias, compromete su futuro y el de los suyos. ¡Cuidemos nuestro tesoro más preciado: la VIDA! " (Koinonía)