domingo, 14 de abril de 2024

RECONOCERLO Y COMPARTIRLO

  

Entonces ellos contaron lo que les había pasado en el camino, y cómo reconocieron a Jesús al partir el pan.
Todavía estaban hablando de estas cosas, cuando Jesús se puso en medio de ellos y los saludó diciendo:
– Paz a vosotros.
Ellos, sobresaltados y muy asustados, pensaron que estaban viendo un espíritu. Pero Jesús les dijo
– ¿Por qué estáis tan asustados y por qué tenéis esas dudas en vuestro corazón?  Ved mis manos y mis pies: ¡soy yo mismo! Tocadme y mirad: un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo.
Al decirles esto, les mostró las manos y los pies. Pero como ellos no acababan de creerlo, a causa de la alegría y el asombro que sentían, Jesús les preguntó:
– ¿Tenéis aquí algo de comer?
Le dieron un trozo de pescado asado, y él lo tomó y lo comió en su presencia. Luego les dijo:
– A esto me refería cuando, estando aún con vosotros, os anuncié que todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los libros de los profetas y en los salmos, tenía que cumplirse.
Entonces les abrió la mente para que comprendieran las Escrituras, y les dijo:
– Está escrito que el Mesías tenía que morir y que resucitaría al tercer día; y que en su nombre, y comenzando desde Jerusalén, hay que anunciar a todas las naciones que se vuelvan a Dios, para que él les perdone sus pecados. Vosotros sois testigos de estas cosas.

Los discípulos de Emaús explican a los otros, escondidos en el cenáculo, su encuentro con Jesús. Él aparece en medio de ellos con su saludo: Paz a vosotros.
Siguen sin creer, llenos de miedo. jesús les ha de demostrar que no es un fantasma, que es Él de carne y hueso. Que todo lo ocurrido ya estaba escrito en las Escrituras. 
Jesús les da la misión que tenemos todos sus seguidores: anunciar a todo el mundo que deben convertirse y que el Padre les perdona. 
Todos debemos anunciar nuestra Fe. No es para encerrarnos en ella, para guardarla para nosotros, sino para compartirla, para vivirla en comunidad.
La paz que Él nos da, debemos llevarla a todo el mundo, debemos compartirla con todos.
Primero debemos reconocer a Jesús, saber encontrarlo. Después hemos de repartirlo, mostrarlo, hacer que los demás también lo reconozca. Que lo sepan ver en el pobre y en el necesitado. Y esto lo haremos amando, repartiendo la paz a nuestro alrededor.

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