miércoles, 17 de junio de 2015

IMAGEN PÚBLICA


Lo que nos dice el evangelio de hoy sirve para la religión y sirve para toda la vida. 
Vivimos en una sociedad en que la imagen que tenemos es muy importante. Las personas públicas tienen un asesor de imagen, porque su éxito depende de ella. El problema aparece cuando tras esa imagen no hay nada; y en muchos casos suele ser así.
"No practiquéis vuestra religión sólo para que os vean". "Cuando ayudes a un necesitado, no lo cuentes ni a tu amigo más íntimo". "Cuando oréis encerraos en vuestro cuarto".... 
Los políticos me dirán: sí, y así no me votará nadie. Y es que, por desgracia, siempre buscamos algún beneficio en lo que hacemos. Olvidamos que lo que da valor a nuestros actos, es la autenticidad y esta es hija de la gratuidad.
Es inútil que nos creemos una imagen. Tarde o temprano caerá. En cambio, quien actúa con autenticidad, sin buscar beneficios, porque cree que es así como debe hacerlo, se va rodeando de una aureola que le hace crecer a los ojos de los demás.
No debemos orar para ser santos, ni para obtener cosas o para que los demás nos miren. La verdadera oración, como el verdadero amor, es gratuita. No hemos de hacer el bien para que los demás nos alaben, sino porque el otro es mi hermano y es de justicia. Todo lo hemos recibido gratis, gratis debemos entregarlo a los demás.  

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