domingo, 21 de junio de 2015

NUESTROS MIEDOS


"Al anochecer de aquel mismo día, Jesús dijo a sus discípulos:
– Pasemos a la otra orilla del lago.
Entonces despidieron a la gente y llevaron a Jesús en la misma barca en que se encontraba. Otras barcas le acompañaban. De pronto se desató una tormenta; y el viento era tan fuerte, que las olas, cayendo sobre la barca, comenzaron a llenarla de agua. Pero Jesús se había dormido en la parte de popa, apoyado sobre una almohada. Le despertaron y le dijeron:
– ¡Maestro!, ¿no te importa que nos estemos hundiendo?
Jesús se levantó, dio una orden al viento y le dijo al mar:
– ¡Silencio! ¡Cállate!
El viento se detuvo y todo quedó completamente en calma. Después dijo Jesús a sus discípulos:
– ¿Por qué tanto miedo? ¿Todavía no tenéis fe?"

Jesús nos invita a ir a la otra orilla. Jesús no nos quiere encerrados en nosotros mismos, tranquilos en nuestras seguridades. Nos pide siempre ir más allá de la rutina y la comodidad. Nos pide entregarnos.
Pasar a la otra orilla nos adentra en la tempestad. Perdemos nuestros apoyos y todo parece en nuestra contra. Y lo peor, nos parece que Jesús duerme. Nos encontramos ante ese terrible "silencio" de Dios ante el mal. Entonces nos invaden los miedos. El miedo a estar desamparados. El miedo a habernos equivocado. El miedo a desaparecer. El miedo a sufrir. El miedo a morir.
La pregunta es: ¿Jesús duerme, o somos nosotros que lo tenemos dormido? Vemos que Jesús despierta y la tormenta se calma. Si nosotros despertamos al Jesús que llevamos "dormido", olvidado, en nuestro corazón, las tempestades se calmarán, los miedos desaparecerán y llegará la paz. Paz en nuestro corazón y paz a nuestro alrededor.
Nuestro problema es que vivimos un cristianismo descafeinado. Lleno de palabras, pero con una vida alejada del Evangelio. Un cristianismo que ha adormecido al auténtico Jesús. Un cristianismo sin verdadera Fe. No es de extrañar que nos asalten constantemente los miedos. Miedo a perder poder. Miedo a no tener influencia. Miedo a ser perseguidos. Miedo a quedarnos sin vocaciones...
Jesús se levanta y nos dice:
- ¿Por qué tanto miedo? ¿Aún no tenéis Fe?
Lo que nos parecen olas terribles, son simplemente los obstáculos que la vida nos coloca. Con la Fe, la ayuda de Jesús, los venceremos y saldremos de ellos más fuertes. Sobre todo con calma y paz en nuestro corazón.




1 comentario: