miércoles, 21 de junio de 2017

LA MIRADA DE DIOS


"No practiquéis vuestra religión delante de los demás solo para que os vean. Si hacéis eso, no obtendréis ninguna recompensa de vuestro Padre que está en el cielo.
Por tanto, cuando ayudes a los necesitados no lo publiques a los cuatro vientos, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente los elogie. Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa. Tú, por el contrario, cuando ayudes a los necesitados, no se lo cuentes ni siquiera a tu más íntimo amigo. Hazlo en secreto, y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu recompensa.
Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que la gente los vea. Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora en secreto a tu Padre. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu recompensa.
Cuando ayunéis, no pongáis el gesto compungido, como los hipócritas, que aparentan aflicción para que la gente vea que están ayunando. Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, lávate la cara y arréglate bien, para que la gente no advierta que estás ayunando. Solamente lo sabrá tu Padre, que está a solas contigo, y él te dará tu recompensa."

Jesús nos habla hoy de la limosna, la oración y el ayuno. Nos señalan el camino de la verdadera conversión: La ayuda a los demás y la lucha contra la injusticia, que es la verdadera limosna, la oración, que es abandonarnos en los brazos de Dios, y el ayuno, que es llevar una vida austera y sencilla.
Jesús nos advierte de que en los tres pasos de este camino podemos caer en dos trampas. Hacer estas tres cosas creyéndonos que somos mejores que los demás, pensando más en nosotros que en el prójimo; o hacerlas para que los demás nos vean, para dar una buena "imagen" ante la sociedad.
Es la gran tentación de la religión. Usarla en nuestro provecho. Manipularla.
El que se convierte de verdad, ve la ayuda al otro como un deber. Ve a Jesús en cada una de las personas. Ve a Jesús que emigra, que está enfermo, que padece hambre.
El que se convierte de verdad, ve en la oración el momento de buscar la voluntad de Dios y abandonarse a ella.
El que se convierte de verdad, ve el ayuno, la penitencia, como una forma de tener siempre presente, que otros no comen, o sufren sin buscarlo ni quererlo.
Lo que importa no es la mirada de los otros, sino la mirada de Dios. 

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