lunes, 15 de abril de 2019

UNGIR CON AMOR


"Seis días antes de la Pascua fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado. Allí hicieron una cena en honor de Jesús. Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa comiendo con él. María, tomando unos trescientos gramos de perfume de nardo puro, muy caro, perfumó los pies de Jesús y luego los secó con sus cabellos. Toda la casa se llenó del aroma del perfume. Entonces Judas Iscariote, uno de los discípulos, aquel que iba a traicionar a Jesús, dijo:
– ¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios, para ayudar a los pobres?
Pero Judas no dijo esto porque le importasen los pobres, sino porque era ladrón y, como tenía a su cargo la bolsa del dinero, robaba del que allí ponían. Jesús le dijo:
– Déjala, porque ella estaba guardando el perfume para el día de mi entierro. A los pobres siempre los tendréis entre vosotros, pero a mí no siempre me tendréis. 
Muchos judíos, al enterarse de que Jesús estaba en Betania, fueron allá, no solo por Jesús sino también por ver a Lázaro, a quien Jesús había resucitado. Entonces los jefes de los sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque por causa suya muchos judíos se separaban de ellos y creían en Jesús."


En nuestra sociedad nos comportamos muchas veces como Judas. Sólo vemos la cuestión económica de las cosas, y, esto, con la hipocresía de excusarnos en la caridad. El verdadero discípulo de Jesús, como María, se entrega a Jesús (presente en los pobres, en los necesitados, en los perseguidos...), plenamente. Se arrodilla a sus pies para ungirlos de amor.
 "Jesús es ungido por María de Betania. Es interesante, en lunes santo, que la liturgia presente este texto tan sugerente. Jesús es ungido por una mujer (María) pobre (Betania se traduce literalmente como casa del pobre). La novedad de Jesús se sale de los esquemas tradicionales de la sociedad patriarcal y paterlineal. Jesús trae una novedad y esa realidad novedosa toca a aquellos que han sido marginados por los sistemas imperantes: las mujeres y los pobres, entre otros. Esta mujer es símbolo de lo que tiene que hacer un cristiano hoy: adherirse de tal manera a Jesús que todo cuanto se haga y se diga tenga a Jesús como centro, como norma, como criterio. Nos vamos acercando al Triduo Pascual. Preparemos el corazón y la mente para acompañar, de forma activa, a Jesús hasta la Cruz, para llegar con él a la victoria de la Resurrección. Que nuestra vida testifique ante el mundo que Jesús es el Señor y que por nuestro testimonio otros descubran que vale la pena seguir al Señor. " (Koinonía)


No hay comentarios:

Publicar un comentario