martes, 29 de septiembre de 2020

EL ANACORETA Y LA VERDADERA CARIDAD




Después de cenar y antes de rezar Completas, el Anacoreta y su joven discípulo, hablaban mientras contemplaban la puesta de sol. El Anacoreta dijo:
- Amor y Caridad son dos palabras que utilizamos mucho los cristianos; pero corremos el riesgo de que se queden sólo en palabras. Fíjate, por ejemplo, en el comportamiento de Europa con los inmigrantes. Los confinamos. Los demonizamos. Hay quien los tacha de delincuentes. Otros de culpables de la pandemia...Pero sólo unos pocos los ayudan de verdad.
Guardó unos momentos de silencio y prosiguió:
- Amamos a los que nos gustan. Ayudamos a los que creemos de los nuestros. Pero Jesús era el Buen Pastor que abandonaba las 99, para ir en busca de la oveja perdida. (En nuestro tiempo nos quejamos del dinero empleado en ayudar a los inmigrantes, que nosotros destinaríamos a los autóctonos). 
Volvió a guardar silencio y añadió:
- Y nosotros no valemos por lo que sabemos, lo que tenemos...sino por lo que amamos. Y debemos amar sin límites. El único límite deben ser nuestras posibilidades.
Miró por última vez la ténue luz que quedaba en el horizonte y concluyó:
- La verdadera caridad, el verdadero amor, es entregarse totalmente a los demás. Lo demás son simples palabras...
Y se fueron a rezar Completas.

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