martes, 22 de septiembre de 2020

BIENAVENTURANZAS DEL SENTIDO COMÚN

 


Bienaventurados los que saben reirse de ellos mismos:
    no acabarán nunca de divetirse.
Bienaventurados los que no confunden una montaña con una madriguera de topo:
    se evitarán muchos disgustos.
Bienaventurados los que miran dónde ponen los pies:
    evitarán muchas pieles de plátano.
Bienaventurados los que son capaces de descansar y dormir sin buscar excusas:
    acabarán siendo juiciosos.
Bienaventurados los que saben callar y escuchar:
    aprenderán muchas cosas nuevas.
Bienaventurados los que son sufientemente inteligentes para no tomárselo todo con seriedad:
    serán apreciados por todos los que los tratarán.
Bienaventurados los que están atentos a la llamada de los otros, pero sin creerse indispensables:
    serán sembradores de alegría.
Bienaventurados vosotros si sabéis mirar con seriedad las cosas pequeñas y con tranquilidad las cosas serias:
    llegaréis lejos en la vida.
Bienaventurados vosotros si sabéis admirar una sonrisa y olvidar una mueca:
    vuestro camino estará lleno de sol.
Bienaventurados vosotros si sois capaces de interpretar benévolamente las actitudes de los otros, aunque las apariencias os digan lo contrario:
    os tendrán por ingénuos, pero la caridad exige este            precio.
Bienaventurados los que reflexionan antes de actuar y los que rezan antes de reflexionar:
    se evitarán hacer muchas tonterías.
Bienaventurados vosotros si sabéis callar y sonreir, cuando os cortan la palabra, cuando os llevan la contraria u os hacen enfadar:
    el Evangelio empieza a penetrar en vuestro corazón.
Bienaventurados, sobretodo, vosotros, los que sabéis reconocer al Señor en todos los que encontráis en el camino:
    habéis encontrado la Luz y el verdadero Sentido Común.

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