viernes, 29 de octubre de 2021

LAS PERSONAS ANTE TODO




 Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Se encontró delante un hombre enfermo de hidropesía y, dirigiéndose a los maestros de la Ley y fariseos, preguntó: "¿Es lícito curar los sábados, o no?" Ellos se quedaron callados. Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió. Y a ellos les dijo: "Si a uno de vosotros se le cae al pozo el hijo o el buey, ¿no lo saca en seguida, aunque sea sábado?" Y se quedaron sin respuesta.

Volvemos a encontrarnos con el tema de qué es más importante, la ley o el bien de las personas. Jesús siempre se decanta por las personas. Cura al hidrópico y les da una lección a los maestros de la ley y los fariseos. Los deja sin palabras. Debemos reflexionar si no utilizamos muchas veces la ley para enmascarar nuestro egoísmo.

"Dos motivos giran alrededor del relato: la comensalidad, enmarcada desde la llamada a los pecadores, de ahí el acercamiento al fariseo, y el cuestionamiento a los doctores de la ley respecto del sábado. Señalo que es la última aparición de Jesús en ese día en el tercer evangelio. Sus enemigos quedan callados a la espera del sábado de la muerte (Lc 23,46). El hidrópico simbólicamente representa la levadura de los fariseos, contraria a la semilla que da vida. El problema de la licitud de curar en sábado, Jesús lo aborda desde la perspectiva de estar en las cosas del Padre y actuar en sábado le trae al ser humano el señorío de Dios, pues el sábado es anticipación de la liberación de Dios (tema transversal de toda la Palabra). La curación del hidrópico es la sanación del agrandamiento de la ley, del orgullo y de la soberbia. Por tanto, rompamos con cualquier clase de egoísmo y tengamos apertura a la llamada de Jesús que nos busca en medio de nuestra pérdida de sentido y horizonte de vida." (Koinonía) 

No hay comentarios:

Publicar un comentario