martes, 28 de junio de 2022

ÉL SIEMPRE NOS AYUDA



En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron. De pronto, se levantó un temporal tan fuerte que la barca desaparecía entre las olas; él dormía. Se acercaron los discípulos y lo despertaron, gritándole: «¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!» Él les dijo: «¡Cobardes! ¡Qué poca fe!» Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma.
Ellos se preguntaban admirados: «¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!»
Ellos se preguntaban admirados: "¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!"


"Frente a tantas tragedias acaecidas en el mundo en estos últimos años, nos puede quedar la sensación de que todavía no hemos aprendido a valorar la “vida”. Somos como un «palo humeante», nos dice Amós, que reacciona momentáneamente y se cuestiona, pero luego se le pasa el susto y sigue igual sin generar cambios. Algo de esto demostramos con las aperturas durante la pandemia, porque caímos en una desesperación, no tanto por ver a los seres queridos cuanto por continuar con nuestras rutinas y vidas habituales a las que ya estábamos más que acostumbrados. Nuestras súplicas se parecen a las de los discípulos: cuando sentimos que nos hundimos, gritamos desesperadamente: «¡Señor, sálvanos!». Pero, una vez pasada la tormenta, vamos tras la búsqueda de nuestras propias seguridades y vida cómoda. ¡Cuidado! Porque nos encontramos delante de una vida frágil y limitada. Además de invitarnos a la fe, Jesús nos invita a vencer la sensación de “naufragio” cuando dejamos de ser tan dependientes de las cosas que nos ofrece el sistema." (Koinonía) 

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