viernes, 15 de septiembre de 2023

AL PIE DE LA CRUZ



Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, esposa de Cleofás, y María Magdalena. Cuando Jesús vio a su madre y junto a ella al discípulo a quien él quería mucho, dijo a su madre:
– Mujer, ahí tienes a tu hijo.
 Luego dijo al discípulo:
– Ahí tienes a tu madre.
Desde entonces, aquel discípulo la recibió en su casa.


"Después de contemplar y meditar la exaltación de la Santa Cruz, hoy la liturgia nos presenta a la Madre Dolorosa. Triste contemplaba y dolorosa miraba del Hijo amado la pena, dice el versículo antes del Evangelio.
No fue fácil para nadie aceptar la cruz. La Carta a los Hebreos nos recuerda el sufrimiento del mismo Jesús. Aprendió, sufriendo, a obedecer. Con gritos y lágrima. Nada menos. Sudando sangre, porque el hombre Jesús no quería morir. Y, sin embargo, era necesario, para que se superara el abismo que nos separaba de Dios por el pecado. Y el hombre Cristo lo aceptó. Hasta el final. Hasta la muerte, y muerte de cruz.
Cerca de Jesús estaba siempre su Madre, la Virgen. También cerca de la cruz. Muy cerca. De entre sus muchas advocaciones, hoy meditamos sobre lo que significa ver morir a un hijo. En nuestro mundo sigue sucediendo. Guerras, accidentes, atentados terroristas… Nos rompe el corazón ver las madres con los cuerpos yacentes de sus criaturas. No entendemos el motivo de tanto sufrimiento. Podemos imaginarnos el dolor de María, al ver como crucificaban a su Hijo. De forma absolutamente injusta. ¿Cabe mayor dolor?
Y, en medio de tanto dolor, el penúltimo regalo que nos hizo Jesús: Ahí tienes a tu madre. En el Discípulo amado nos identificamos todos. Jesús se va, pero no nos deja huérfanos. Tenemos el cariño, la protección y la intercesión eterna de la Madre. Ese discípulo la recibió en su casa. Esa posibilidad la tenemos todos. Recibir en nuestro corazón a la Madre, pedirle que se quede con nosotros, que nos consuele con su cercanía, que nos alumbre con su intercesión y que su ejemplo de paciencia y esperanza sea luz en nuestro camino."
(Alejandro cmf, Ciudad Redonda)

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