miércoles, 22 de octubre de 2025

VIVIR RESPONSABLEMENTE

  


Y pensad que si el dueño de la casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, no dejaría que se la abrieran para robarle. Estad también vosotros preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperéis.
– Señor, ¿has contado esta parábola sólo para nosotros, o para todos?
Dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y atento, a quien su amo deja al cargo de la servidumbre para repartirles la comida a su debido tiempo? ¡Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, encuentra cumpliendo con su deber! De verdad os digo que el amo le pondrá al cargo de todos sus bienes. Pero si ese criado, pensando que su amo va a tardar en volver, comienza a maltratar a los demás criados y a las criadas, y se pone a comer, beber y emborracharse, el día que menos lo espera y a una hora que no sabe llegará su amo y lo castigará. Le condenará a correr la misma suerte que los infieles.
El criado que sabe lo que quiere su amo, pero no está preparado ni le obedece, será castigado con muchos golpes. Pero el criado que por ignorancia hace cosas que merecen castigo, será castigado con menos golpes. A quien mucho se le da, también se le pedirá mucho; a quien mucho se le confía, se le exigirá mucho más.

Jesús nos dice que debemos vivir con responsabilidad. Dios nos ha dado mucho. Por eso nos pedirá más que a aquellos que la vida, tanto espiritualmente como económicamente, les ha dado menos.
Debemos ser responsables y estar atentos. 

"Jesús continúa con su enseñanza sobre la vida cristiana como una vida responsable y en vela. Pero esta enseñanza tiene, en realidad, un alcance universal. Todos los seres humanos, independientemente de si son creyentes o no, de si creen o no en Cristo como el Mesías y el Hijo de Dios, están llamados a vivir conscientemente, con los ojos abiertos, con responsabilidad, es decir, dispuestos a responder de sus propios actos, si no ante Dios, sí, al menos, ante la propia conciencia, que, como se decía antes (y debería tal vez volver a decirse) es la voz de Dios en nosotros. Así pues, Jesús responde a la pregunta de Pedro confirmando que lo que dice lo dice por todos. Pero añade un importante matiz: todos somos responsables, pero no todos lo somos en la misma medida. Esto hay que subrayarlo también para recordar que ser cristiano significa haber recibido más que los demás: más en gracia, en conocimiento de la voluntad de Dios, en capacidad de comprensión del verdadero sentido de la vida y de su destino final. Pero este plus de gracia aumenta nuestra responsabilidad. Nuestra fe no es un privilegio que nos pone orgullosamente por encima de los demás (en una suerte de fariseísmo cristiano), sino un don que nos debe llevar a amar más, a entregarnos con más generosidad, a ser mejores servidores de nuestros hermanos, a perdonar con un corazón ensanchado a los que (a veces creyendo servir Dios o quién sabe a qué fin) nos ofenden o persiguen.
Los dones de la fe y la gracia nos hacen libres precisamente para amar. Pablo, que entendió como nadie la gran novedad de la fe en Cristo, nos da hoy una lección magistral sobre la verdadera libertad. Se suele entender la libertad en sentido negativo, como eliminación de toda limitación, incluidos los límites morales, para hacer lo que nos viene en gana. Pero ese es el camino de la esclavitud. No suelen ser las ganas buenas consejeras. La verdadera libertad nos hace mirar y caminar hacia arriba, y ello conlleva esfuerzos y renuncias, que nos dan alas precisamente para superar el pecado, hacer el bien y amar con un corazón no dividido. La libertad de los hijos de Dios a la que nos exhorta Pablo hoy es el mejor modo de vivir en vela, con agradecimiento por el don de la fe en Cristo, y con responsabilidad, respondiendo con amor al amor que de Dios recibimos."
(José María Vegas cmf, Ciudad Redonda)

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