martes, 9 de noviembre de 2021

RESPETAR LA CASA DEL PADRE




Como se acercaba la fiesta de la Pascua de los judíos, Jesús fue a Jerusalén; y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los que tenían puestos donde cambiar el dinero.  Al ver aquello, Jesús hizo un látigo con unas cuerdas y los echó a todos del templo, junto con las ovejas y los bueyes. Arrojó al suelo las monedas de los cambistas y les volcó las mesas. A los vendedores de palomas les dijo:
– ¡Sacad eso de aquí! ¡No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre!
Sus discípulos recordaron entonces la Escritura que dice: “Me consumirá el celo por tu casa.”
Los judíos le preguntaron:
– ¿Qué prueba nos das de que tienes autoridad para actuar así?
Jesús les contestó:
– Destruid este templo y en tres días lo levantaré.
Le dijeron los judíos:
– Cuarenta y seis años tardaron en construir este templo , ¿y tú vas a levantarlo en tres días?
Pero el templo al que Jesús se refería era su propio cuerpo. Por eso, cuando resucitó, sus discípulos se acordaron de lo que había dicho y creyeron en la Escritura y en las palabras de Jesús.

Pocas veces vemos en el Evangelio a Jesús enfadado. Es posible que algunos no acepten la imagen de Jesús tirando por los suelos mesas y expulsando a mercaderes y cambistas. Pero Jesús, si hay algo que no acepta, es que utilicemos la religión para enriquecernos. Que la convirtamos en un mercado. 
Algo que no debemos olvidar es, que toda la tierra es un Templo, la Casa del Padre. Cuando la explotamos, la utilizamos para dominar, la destruimos...estamos transformando en un mercado la  Casa del Padre. Jesús está condenando en este pasaje, al capitalismo puro y duro y a la destrucción de la naturaleza para enriquecernos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario