lunes, 29 de noviembre de 2021

LA VERDADERA FE Y BONDAD

 


En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole: "Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho." Jesús le contestó: "Voy yo a curarlo." Pero el centurión le replicó: "Señor, no soy quien para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace."
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: "Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos."

"Para Jesús de Nazaret, la fe no es un asunto de doctrinas y ritos, como lo era para el común de la gente de su tiempo y lo sigue siendo hoy para muchas personas. Para él, la fe en Dios tenía que manifestarse con un estilo de vida fundamentado en el amor, la misericordia y la compasión por el otro. Es decir, tener fe, es llegar a parecerse a Dios, según la revelación que Jesús hace, es ser misericordioso. devolviendo la humanidad a todos las personas, en especial a aquellos que la pasan mal. La bondad que brota del corazón de un ser humano, que tiene entrañas de misericordia, está más allá de los límites o fronteras que imponen las religiones. La bondad no es un asunto de mayor religiosidad, sino de mayor humanidad. Precisamente, es lo que Jesús alaba del centurión: su profunda humanidad. Cada vez que la persona se hace más humana, se acerca más a Dios, se parece más a él." (Koinonía)

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