En aquel tiempo, pasando Jesús ante el lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: "Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres." Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
Todos estamos llamados a seguir a Jesús. Todos estamos llamados a repartir amor entre todos. Todos estamos llamados a ayudar a los demás a encontrar a Jesús. Todos estamos llamados a dejarlo todo; todo aquello que nos ata a la injusticia, al mal, al egoísmo. ¿Respondemos como Pedro, Andrés y Santiago, dejándolo todo inmediatamente?
"Cuando encontramos textos como el de hoy, donde Jesús invita a que le sigan, se tiene la idea de que estaba llamando a los primeros sacerdotes o a los primeros religiosos. Ese tipo de interpretación de los llamados “textos vocacionales del Evangelio” es errónea, ya que Jesús ni fue cristiano, ni perteneció a la Iglesia. Él fue un judío, del primer siglo de esta era, por lo tanto es importante ubicarse en ese ambiente social, cultural, político y religioso, para entender que quería decir Jesús cuando invitó a algunos a seguirle. La propuesta hecha por Jesús fue un verdadero desafío, una subversión y transgresión a las lógicas aceptadas como normales por su sociedad. Es de común acuerdo, entre los especialistas, que “el seguimiento” y el “Reino de Dios” fueron dos realidades propias y distintivas que marcaron la predicación de Jesús. Pero ¿a qué invitó Jesús cuando dijo que le siguieran? A transgredir y subvertir el orden social, cultural y religioso que se tenía como normal y sagrado. ¿Estarías dispuesto a vivir según la invitación de Jesús?" (Koinonía)
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