lunes, 28 de marzo de 2022

CONFIAR EN JESÚS

 


En aquel tiempo, salió Jesús de Samaría para Galilea. Jesús mismo había hecho esta afirmación: "Un profeta no es estimado en su propia patria." Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta.
Fue Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había un funcionario real que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. Oyendo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verle, y le pedía que bajase a curar a su hijo que estaba muriéndose. Jesús le dijo: "Como no veáis signos y prodigios, no creéis." El funcionario insiste: "Señor, baja antes de que se muera mi niño." Jesús le contesta: "Anda, tu hijo está curado." El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. Iba ya bajando, cuando sus criados vinieron a su encuentro diciéndole que su hijo estaba curado. Él les preguntó a qué hora había empezado la mejoría. Y le contestaron: "Hoy a la una lo dejó la fiebre." El padre cayó en la cuenta de que ésa era la hora cuando Jesús le había dicho: "Tu hijo está curado." Y creyó él con toda su familia. Este segundo signo lo hizo Jesús al llegar de Judea a Galilea.

Pedimos signos y los tenemos delante nuestro. Para verlos hay que confiar en Jesús. Aquel funcionario confió y obtuvo la curación de su hijo. En Caná, Jesús hizo su primer signo. Hoy nos invita a creer sin esperar prodigios. Los signos están ahí; sólo hay que saber verlos. Y esto lo haremos si confiamos en Jesús.

"Para la vivencia de la fe son importantes los signos y Jesús lo sabe bien. Los signos pueden llevar a la fe o pueden ser manifestación de ella. A los compatriotas de Jesús también les interesaban los signos: habían identificado la llegada del Mesías con signos-acciones salvíficas que serían manifestación evidente. En los signos encontramos la certeza de que Dios está actuando en Jesús, cumpliendo sus promesas. Así lo anuncia el profeta de modo simbólico: . «un cielo nuevo y una tierra nueva», sin «gemidos ni llantos». Junto a otras frases poéticas Isaías describe el sueño de Dios para sus criaturas, expresión máxima de su promesa y amor. En Jesús ya no son solo “signos” sino acciones salvíficas: sanar a un moribundo o convertir el agua en vino; por eso los empobrecidos (principales destinatarios) entienden tan bien el Reino. ¡Urge la presencia del Reino de justicia en los espacios donde la vida corre peligro y es amenazada! ¿Qué signos de solidaridad realiza en tu comunidad? Oremos con insistencia: ¡Venga tu Reino!" (Koinonía)

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