miércoles, 2 de marzo de 2022

LA VERDADERA CUARESMA




En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará.
Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará.
Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los hipócritas que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará."

El evangelio de hoy nos señala la verdadera Cuaresma. No se trata de hacer penitencia por hacerla. No se trata de dar limosna para quedar bien. No se trata de rezar para que nos vean. La Cuaresma es la preparación a la Pascua, al encuentro con Jesús resucitado. Se trata de ser honestos en su seguimiento y que nuestra penitencia sea solidaria. Nuestra limosna una lucha por la justicia. Nuestra oración, una reflexión profunda de la Palabra; un encuentro con el Padre.  

"Con el recuerdo aun presente de la cuarentena del COVID-19, que puso en confinamiento a todo el planeta y desató una crisis global sin precedentes, que evidenció la fragilidad de un modelo social y económico insostenible, por atentar contra la vida de las personas y del planeta, iniciamos nuevamente otra Cuarentena, que nos invita a volver a una práctica religiosa con corazón y desde el corazón, que no se queda en apariencias o intimismos estériles, y que vaya más allá de las acciones cultuales y religiosas, que satisfacen nuestros egos e inclinaciones personales, pero no comprometen la vida en una auténtica justicia que transforme la realidad tan sufrida de nuestros pueblos. Iluminadas desde la Palabra, la oración, el ayuno y la limosna cuaresmales, han de ayudarnos a salir de nosotros mismos, poniéndonos en camino hacia el prójimo herido, como Iglesia samaritana y en salida, humanizándonos y, de paso, como Jesús, humanizando la religión y la vida. ¿Aceptas este desafío?" (koinonía)

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