miércoles, 16 de marzo de 2022

SERVIDOR DE TODOS




En aquel tiempo, mientras iba subiendo Jesús a Jerusalén, tomando aparte a los Doce, les dijo por el camino: "Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; y al tercer día resucitará."
Entonces se le acercó la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: "¿Qué deseas?" Ella contestó: "Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda." Pero Jesús replicó: "No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?" Contestaron: "Lo somos." Él les dijo: "Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre."
Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: "Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos."

Los cristianos, a lo largo de la historia, hemos caído en la tentación de "servirnos" de la religión para tener prestigio, para dominar...Jesús nos dice que no debemos servirnos, sino que debemos ser servidores. El lo hizo hasta la entrega total con su muerte en la cruz.

"Es desconcertante el contraste entre la lucidez y convicción de Jesús en lo que se refiere a su misión y destino, y el extravío de los discípulos en cuanto a sus cálculos y planes personales, distantes de los de su Maestro. El tercer anuncio de la Pasión recibe como respuesta una escalofriante indiferencia, que evidencia que los doce discípulos no habían entendido a su Maestro o lo habían malinterpretado. Es evidente la falta de sintonía entre los discípulos y Jesús, con el agravante de que ya se acerca el desenlace del evangelio y no hay tiempo para más, lo que hace aún más dramática la situación. Sólo hay un camino para cerrar esta herida, que desde siempre desangra a la comunidad: el del servicio humilde y desinteresado de quien da la vida por los otros. En este camino, contrario al de los señores de este mundo, Jesús manifestó su señorío. Quien realmente quiera ser su discípulo, ha de disponerse a beber de su cáliz. ¿Qué te falta para convertirte en servidor?" (Koinonía)

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