martes, 29 de marzo de 2022

JESÚS AGUA VIVA

 


En aquel tiempo, se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda. Ésta tiene cinco soportales, y allí estaban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos. Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice: "¿Quieres quedar sano?" El enfermo le contestó: "Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado." Jesús le dice: "Levántate, toma tu camilla y echa a andar." Y al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar.
Aquel día era sábado, y los judíos dijeron al hombre que había quedado sano: "Hoy es sábado, y no se puede llevar la camilla." El les contestó: "El que me ha curado es quien me ha dicho: Toma tu camilla y echa a andar." Ellos le preguntaron: "¿Quién es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a andar?" Pero el que había quedado sano no sabía quién era, porque Jesús, aprovechando el barullo de aquel sitio, se había alejado. Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice: "Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor." Se marchó aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado. Por esto los judíos acosaban a Jesús, porque hacía tales cosas en sábado.


El agua de los profetas del A.T. que manaba del templo, es Jesús en el N.T. Es Él quien nos limpia, nos hace andar, ver...Los judíos seguían anclados en una Ley sin corazón, por eso no podían aceptar a Jesús.

"Dos historias, dos lecciones de vida: 1) Las aguas del templo que manan, corriendo hasta fecundar lo estéril. Y 2) Jesús que –siendo el agua viva– regenera a quien lo necesita. Allí nos encontramos como personas receptoras de ese tipo de “bendición”, invitadas a cuidar la vida nueva que brota y con alegría abrir caminos de dignidad, libertad, esperanza y “baile” (espíritu festivo). A nadie se le ocurriría poner condiciones a tanta bendición; solo a quienes quieren manipular a Dios y no soportan que se rompa la ley del sábado por una “insignificante” vida enferma. La arrogancia humana olvida que la ley es creada para asegurar la vida y la convivencia armónica. Hoy seguimos encerrando y privatizando las aguas, que ya no fluyen libremente dando vida a quien la necesita. Hoy es un recurso lucrativo y privado que pertenece a los egoístas y acaparadores. ¡Qué lejos estamos de abrazar la creación como regalo y qué lejos del espíritu de la Laudato si! ¿Qué podemos hacer para defender los bienes comunes?" (Koinonía)

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