jueves, 10 de marzo de 2022

SABER PEDIR




 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡Cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden! En resumen: Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas."

Hemos oído que la oración de petición es de segunda categoría. Sin embargo Jesús nos dice que debemos pedir. El Padre ya sabe lo que necesitamos, pero quiere que se lo pidamos. Y lo más importante, hemos de saber pedir. Tenemos que ver qué es lo que realmente nos conviene. Y, sobre todo, saber dar, también nosotros, a los que nos piden.

"Hay ciertas actitudes o disposiciones que son necesarias en todos aquellos que quieran tomar parte en el Reino. Actitudes esenciales al seguimiento de Jesús y que Mateo ubica en el contexto del denominado Sermón del Monte. El proyecto humanizador de Jesús parecía inalcanzable para quienes lo seguían, sintiéndose desbordados por sus exigencias. Tres actitudes son necesarias para disipar esos temores: 1) No tener miedo de pedir al Buen Dios lo necesario para cumplir su voluntad; 2) La confianza en Él, como hijos e hijas que somos, confiando en su Providencia y… 3) Como resultado de esa confianza, la disposición de hacer a los otros lo que nosotros esperaríamos de ellos. Todo en el marco de una oración y comunión perseverantes, expresión de nuestro compromiso con el proyecto de las Bienaventuranzas y el deseo de tomar parte en él, así como la conciencia de que, sin su ayuda, nada podemos. ¿Confías en aquel a quien le oras o te aferras a tus propias seguridades? ¡Haz el bien y hazlo bien!" (Koinonía)

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