En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo: "Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.
Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis.
Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.
Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo.
¡ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre.
¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis.
¡ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas."
Jesús considera bienaventurados a los que nosotros consideramos desgraciados y llama desgraciados a los que nuestra sociedad venera. No es que elogie la pobreza, ni el hambre, ni el sufrimiento y la persecución. Lo que Él elogia es la sencillez, es la fidelidad a la verdad, aunque esto nos lleve problemas y persecuciones. Elogia la honestidad.
"Las Bienaventuranzas son una propuesta contracultural a todo lo que este mundo presenta como fuente de felicidad humana. El evangelista Lucas refiere las felicitaciones a personas en situaciones de precariedad mientras que Mateo enfatiza las actitudes que ha de asumir quien quiera alcanzar la plenitud. Independientemente de las Bienaventuranzas que leamos descubrimos un mensaje de interés y compromiso social hacia las personas que en este mundo la pasan mal a causa de las injusticias y la maldad: las que padecen hambre, las que lloran, las perseguidas y excluidas. Además, cambia por completo la escala de valores de una sociedad acostumbrada a la riqueza, el hartazgo, los placeres y el poder como felicidad absoluta. La propuesta del Reino ofrece una manera de vivir distinta de la predominante en este mundo frágil y temporal. Las Bienaventuranzas son la respuesta de Dios a quienes el mundo ha negado la felicidad y nos invitan a ver dónde está la verdadera felicidad. ¿A qué te invita el espíritu de las Bienaventuranzas? " (Koinonía)
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