sábado, 3 de septiembre de 2022

EL ESPÍRITU DE LA LEY

 


Un sábado, Jesús atravesaba un sembrado; sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas con las manos, se comían el grano. Unos fariseos les preguntaron: "¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?" Jesús les replicó: "¿No habéis leído lo que hizo David cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios, tomó los panes presentados -que sólo pueden comer los sacerdotes-, comió él y les dio a sus compañeros". Y añadió: "El Hijo del hombre es señor del sábado".

Jesús nos indica que la ley debe respetar al hombre. Las leyes deben ser humanas. Los derechos fundamentales y las necesidades básicas deben estar protejidas por la ley y no lo contrario. Hay que buscar el "espíritu de la ley" no su cumplimiento literal.

"El mensaje del evangelio de hoy manifiesta y retrata la actitud de Jesús de Nazaret ante las normas religiosas, en tanto que estas oprimen y alienan. Para la cultura judía en la cual nació el Maestro, el «sábado» era considerado el signo de la elección y alianza entre Dios e Israel (Cfr. Éx 31, 16.17; Dt. 5, 6-15). Teologalmente, hacía memoria de la creación de Dios y de su designio salvador. Sociológicamente, era la celebración de la comunidad llamada a la corresponsabilidad frente a la sostenibilidad de la vida en sus múltiples formas. En este sentido, el “espíritu de la ley” sugiere no cumplimiento obligado de un mandato so pena de impureza o castigo, sino memoria agradecida y construcción de identidad comunitaria. ¿Acaso ese no tendría que ser el sentido de la celebración del Día del Señor, y de los encuentros en las comunidades eclesiales hoy? Nuestra participación eclesial, aparte de ser un ofrecimiento voluntario, ha de fomentar la integración de nuevas personas. ¡Promovamos leyes que humanicen!" (Koinonía)

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