En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: "Meteos bien esto en la cabeza: al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres. Pero ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro, que no cogían el sentido. Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto".
Como ya veíamos ayer, Jesús vino a servir. Fue una persona sencilla que le tocó sufrir la incomprensión y la persecución. Ese es el camino que debemos seguir sus discípulos.
"Ante la admiración que Jesús despertaba por sus gestos compasivos y la profundidad de sus palabras, le recuerda a la comunidad discipular que su destino no es el de sobresalir sino ser condenado a muerte injustamente. Tan parecido a nuestros días, pues la gente que defiende la vida, los bosques, el agua, los cultivos nativos, son la gente perseguida y encarcelada. Lucas, como los otros evangelistas, insisten en el mesianismo liberador de Jesús. Sus seguidores deseaban ver en él un mesías poderoso, con ventajas materiales para ellos mismos, que diera su merecido a los prepotentes. Desafortunadamente también a nosotros nos gustan esas imágenes falseadas de Jesús “Todopoderoso”. Jesús nos recuerda que vino en la humilde condición campesina como servidor, dispuesto a entregar la vida por amor. Colaborar con él en la salvación-humanización de este mundo pide cargar con la cruz y continuar su causa de liberación. Pidamos el Espíritu que animó a los apóstoles, para dar testimonio de él en nuestras entregas cotidianas." (Koinonía)
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