"La familia de Jesús intenta comprender la dinámica del Reino de Dios y no les ha sido fácil asimilar que los lazos de sangre no pueden impedir ensanchar el corazón, que los valores del Reino nos abren a una comunidad universal. Creen que no les está permitido por la Ley sagrada. Jesús aprovecha la presencia de su familia para enseñar a la nueva comunidad que desea fundar que el criterio básico de pertenencia no es más la raza, la religión, la cultura o la sangre. Lo fundamental ahora será la fe en Dios y en las posibilidades de amor universal. El Señor valora las relaciones familiares pero abiertas, no exclusivas ni excluyentes. El que acepta la Palabra de Dios y la pone en práctica, se deja guiar por ella y se hace miembro de esta familia. Seamos hoy como María que guardaba la Palabra y la meditaba en su corazón hasta hacerla vida. ¿Consideras ser realmente de la familia de Jesús? ¡Pide un corazón que sepa madurar en el amor! " (Koinonía)
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