martes, 27 de septiembre de 2022

SALVAR LO PERDIDO

 


Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante. De camino entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén. Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: "Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo y acabe con ellos?" El se volvió y les regañó, y dijo: "No sabéis de qué espíritu sois. Porque el Hijo del hombre no ha venido a perder a los hombres, sino a salvarlos".
Y se marcharon a otra aldea.

Jesús ha venido a salvar lo perdido. Nosotros, como los apóstoles, no lo hemos entendido. Y a lo largo de la historia hemos montado la Inquisición, hemos hecho Cruzadas, hemos excomulgado a los que no pensaban como nosotros...¡Qué lejos estamos muchas veces de Jesús!

"Jesús se dirige con decisión a cumplir la misión que Dios y la realidad demandan. La expresión «emprendió decidido el viaje a Jerusalén» señala algo más que una peregrinación. Es el itinerario que lo conduce a enfrentarse al sistema político y religioso que lo condenará a muerte. Jerusalén es el centro de poder que decidirá la suerte final de Jesús; sin embargo, no rehúye. Hoy son muchos los centros de poder que continúan condenando a personas inocentes. Necesitamos aprender del aplomo y resolución que Jesús tuvo para no echarse para atrás. Nuestro compromiso cristiano por la transformación de la realidad hoy es apremiante y no admiten demora. Se trata de no dejarnos vencer ante las dificultades, asumir riesgos y no cruzarnos de brazos. Tenemos que observar nuestras reacciones y actitudes de poca tolerancia para no dejarnos ganar nunca por la confrontación o la descalificación. Nuestra misión depende no de nosotros solos, sino del Espíritu y sus nobles inspiraciones. ¡Recuerda que eres portador de Buenas Noticias! " (Koinonía)

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