jueves, 20 de diciembre de 2012

LUZ EN LA OSCURIDAD


En la vida, hay momentos en los que no vemos nada. Quizá nos rodea una espesa niebla o estamos en medio de la oscuridad de la noche. No sabemos por qué y una mañana nos despertamos sin ilusión, sin encontrar sentido a la vida. Quizá durante el día, algo que nos dicen, algo que nos ocurre, nos tapa el sol de la ilusión como una nube de tormenta.
Entonces es el momento de recordar al salmista y repetir: "El Señor es mi luz y mi salvación". Es el momento de mirar en nuestro interior. Quizá al principio no veamos nada. Pero poco a poco, nos iremos dando cuenta  de que ahí tenemos una pequeña luz. Se trata de confiar en ella. Es la luz del don de Dios en nuestro corazón. Si nos fijamos en esta luz, veremos cómo poco a poco se van disipando las tinieblas. Esa luz es la luz de la Navidad. Es Dios que se encarna en nuestro corazón e ilumina toda nuestra vida.
Para ello sólo necesitamos buscar momentos de silencio; hacernos nosotros silencio. Entonces podremos realmente exclamar:
¡El Señor es mi luz! Y será Navidad en nuestro corazón...

8 comentarios:

  1. El sentido espiritual y de reflexión de tu entrada contrasta con la mía. aaaaaaaaatambién os he felicitado la navidad pero en un estilo distinto,más politizado. Un abrazo sincero en esta navidad nueva y esperanzadora.

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  2. El Señor es mi pastor nada me falta en verdes pastos me hace reposar y adonde brota agua fresca.
    Me conduce fortalece mi alma me guia por el recto sendero por amor a su nombre.
    Aunque pase por oscuras quebradas no temo ningun mal porque tu estas conmigo tu baston y tu vara me protegen.

    Siempre me ha calado profundamente este otro salmo. Es un bálsamo para el alma, una promesa cumplida.

    Un abrazo.
    Pablo.

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    1. Sí, Pablo. Es un salmo estupendo para llenarnos de paz y seguridad. Un abrazo: Joan Josep

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  3. Caminamos hacia la LUZ de Dios.

    http://www.youtube.com/watch?v=1RZqLwqRaKQ

    ...con singular alegría ¿por qué?

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  7. La ausencia absoluta de motivaciones, ningún destello, cero impulsos de vida, entornos carentes de impulso creador; vericuetos insondables para el alma que ya no existe. Derroteros sentenciados a priori a ser receptáculo de inconciencias, futilidad, vida sin por qué, ostracismo autoimpuesto pero necesario para purgar sentencias onerosas, draconianas y sin embargo, justas. La otredad por testimonio de realidades ilusorias; señuelos falsos para dirigir los suspiros hacia caminos inexpugnables, intrincados y engañosos senderos que obnubilan y embotan todo sentido, toda percepción, todo intento de ser... el dolor por norma, la soledad por contexto de vida, la tristeza más esxpesa y densa por compañera de caminar, largo caminar para no llegar a ningún lado, vanas acometidas, objetivos ausentes, la nada, la más pura y aplastante nada, ningún derecho a esgrimir, ningún deseo por satisfacer, falta el aire, nadie respira pero era señal de movimiento; ahora no hay nada. Todo fenece, engullido por el sinsentido, agonías que tratan de agotar la eternidad. La oscuridad, la única posibilidad que pudiera comprender, explicar y justificar con legitimadora unción a la nada... todo es irreal.

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