sábado, 28 de abril de 2018

PADRE E HIJO


"Si me conocéis, también conoceréis a mi Padre; y desde ahora ya le conocéis y le estáis viendo.
Felipe le dijo entonces:
– Señor, déjanos ver al Padre y con eso nos basta. 
Jesús le contestó:
– Felipe, ¿tanto tiempo hace que estoy con vosotros y todavía no me conoces? El que me ve a mí ve al Padre: ¿por qué me pides que os deje ver al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? Las cosas que yo os digo no las digo por mi propia cuenta. El Padre, que vive en mí, es el que hace su propia obra. Creedme que yo estoy en el Padre y el Padre en mí; si no, creed al menos por las propias obras. Os aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago; y hará otras todavía más grandes, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre yo lo haré, para que por el Hijo se manifieste la gloria del Padre. Yo haré cualquier cosa que me pidáis en mi nombre."

Juan sigue insistiendo que es a través de Jesús que podemos conocer al Padre. Él rompe el velo que lo oculta. Por ello la verdadera teología se ha de basar en la Palabra; la hemos de descubrir a partir de la vida de Jesús. Él está en el Padre y el Padre está en Él. Por eso el Dios del Nuevo Testamento es un Dios cercano. Un Dios misericordioso. Un Dios que busca la oveja perdida. Un Dios que quiere que todos se salven. Un Dios que es Amor. 


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