martes, 10 de abril de 2018

DEL AGUA Y DEL ESPÍRITU


"Jesús le contestó:
– Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. 
No te extrañes si te digo: ‘Tenéis que nacer de nuevo.’ El viento sopla donde quiere y, aunque oyes su sonido, no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así son todos los que nacen del Espíritu. 
Nicodemo volvió a preguntarle:
– ¿Cómo puede ser eso?
Jesús le contestó:
– ¿Tú, que eres el maestro de Israel, no sabes estas cosas? Te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos y somos testigos de lo que hemos visto; pero no creéis lo que os decimos. Si no me creéis cuando os hablo de las cosas de este mundo, ¿cómo vais a creerme si os hablo de las cosas del cielo? Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Y así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también el Hijo del hombre ha de ser levantado, para que todo el que cree en él tenga vida eterna."

Jesús le dice a Nicodemo, que tenemos que nacer de nuevo. Tenemos que hacernos "hombres nuevos". Cambiar radicalmente. Y eso lo haremos con el agua y el Espíritu. El agua que nos purifica y el Espíritu que nos impulsa a recorrer nuevos caminos. Es así como podremos "nacer de nuevo"
Es siguiendo a Jesús. El Hijo del hombre, el que bajó del cielo, al que debemos creer y seguir. El nos dejó a su Espíritu. Por desgracia, demasiadas cosas nos distraen de su inspiración y no lo seguimos. 

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