miércoles, 5 de febrero de 2020

EL ANACORETA Y EL DISCÍPULO DEMASIADO DEVOTO


Estaba el Anacoreta orando con su discípulo, cuando este comenzó a elevarse hacia el cielo. Recordó el anciano , inmediatamente, las palabras  del abad Antonio:
"Si ves que un joven monje está haciendo esfuerzos para subir al cielo, agárrale de los pies y tira hacia abajo, porque lo que está haciendo no le sirve de nada".
Dicho y hecho lo tomó por los pies y lo devolvió al suelo.
Luego, amorosamente, lo reprendió diciéndole:
- Si quieres conquistar el cielo no te olvides de pisar firme en el suelo. Cuando hayas amado plenamente la tierra, podrás aspirar a las alturas.
- Entonces - preguntó el joven - ¿la espiritualidad es inútil?
- No, de ninguna manera - replicó con suavidad el anciano - pero la verdadera espiritualidad nace de un profundo amor a los hombres. Ahora que eres joven, llena tu oración con tus hermanos, con sus problemas...Poco a poco, podrás llegar a Dios.
Y ambos siguieron rezando profundamente.


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