miércoles, 12 de febrero de 2020

EL ANACORETA Y EL LISTÍN DE TELÉFONOS


Estaban el Anacoreta y su discípulo orando. Vio el Anacoreta que su joven seguidor tenía un papel entre las manos. Cuando acabaron su rato de oración le preguntó:
- ¿Qué era ese  papel que tenías en las manos mientras rezabas?
- La lista de las persona a las que he prometido oraciones. Así no me olvido de nadie - contestó el joven.
Sonrió el Anacoreta con aquella sonrisa benévola que solía emplear cuando no estaba de acuerdo con lo que le decían. Dio unos pasos hacia la sombra de la palmera y dijo:
- Rezar por los demás no es nombrarlos. Es entrar en su interior y vivir desde dentro sus problemas. Los psicólogos lo llaman empatía. Intenta sentir lo que ellos sienten. Ellos se sentirán acompañados , y tú, con toda seguridad, enriquecerás en tu interior y puede que encuentres las palabras adecuadas para darle ánimos.
Miró el Anacoreta al horizonte y se dirigió a la cueva mientras murmuraba:
- A veces confundimos la oración con el listín de teléfonos...

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