viernes, 23 de octubre de 2020

EL ANACORETA Y LA ETERNA JUVENTUD

 


Desgranaban unas judías de su pequeña huerta, cuando el Anacoreta dijo:
- Uno de los mitos más fuertes que tiene el hombre, es el de la eterna juventud. Se lucha para alargar los años de vida y que esos años sean de calidad; pero la realidad es que la vejez llega, tarde o temprano, a todos los hombres.
El joven discípulo miró extrañado al anciano sin saber a qué venía esta afirmación; pero sin embargo añadió:
- Sí. Gimnasios, centros de estética, laboratorios farmacéuticos, buscan que el hombre viva más y mejor, pero ¿es eso posible?
Sonrió el Anacoreta y respondió:
- Si consideramos la juventud en lo físico, evidentemente que no. Pero Jesús nos habló de "un manantial de vida eterna". Y ese manantial existe.
Guardó silencio y siguió desgranando judías, Luego añadió:
- Si buscamos ese manantial en nuestro interior...veremos que existe y que es algo muy diferente de lo que creíamos. Un manantial que hace que a medida que envejecemos nos hacemos cada vez más niños. Una mezcla de inocencia y de experiencia, fruto de vivir con espontaneidad, franqueza, libertad y frescura y la sabiduría y la serenidad que da la experiencia, nos lleva a permanecer jóvenes a pesar de nuestra edad.
El discípulo preguntó:
- Sí, pero ¿Cómo se consigue esto?
Volvió a sonreír el Anacoreta y, mirándole a los ojos, respondió:
- Viviendo una vida interior. Meditando. Amando a los demás...Siguiendo el camino de Jesús y dejándonos llevar por el Espíritu. Siendo sencillos... Así llegaremos con espíritu joven al día en que de verdad pasemos a la Vida Eterna...

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