martes, 4 de junio de 2024

A DIOS...EL AMOR


 
Enviaron a Jesús a unos de los fariseos y del partido de Herodes, para sorprenderle en alguna palabra y acusarle. Estos fueron y le dijeron:
– Maestro, sabemos que tú siempre dices la verdad, sin dejarte llevar por lo que dice la gente, porque no juzgas a los hombres por su apariencia. Tú enseñas a vivir como Dios ordena. ¿Estamos nosotros obligados a pagar impuestos al césar, o no? ¿Debemos o no debemos pagarlos?
Pero Jesús, que conocía su hipocresía, les dijo:
– ¿Por qué me tendéis trampas? Traedme un denario, que lo vea.
Se lo llevaron y Jesús les dijo:
– ¿De quién es esta imagen y el nombre aquí escrito?
Le contestaron:
– Del césar.
Entonces Jesús les dijo:
– Pues dad al césar lo que es del césar, y a Dios lo que es de Dios.
Esta respuesta los dejó admirados.


Al césar lo que es del césar. Es decir, al mundo lo que es del mundo. A Dios lo que es de Dios: el Amor. Jesús nos está diciendo que debemos cumplir nuestros deberes sociales, pero no debemos olvidar nuestras obligaciones con Dios. Debemos preocuparnos porque la sociedad sea cada vez más justa, pero no debemos olvidar lo que nos pide Dios. Que el entreguemos nuestro corazón, nuestra vida.

"Jesús rechazó el dominio despótico: “Entre los paganos hay jefes que creen tener el derecho de gobernar con tiranía a sus súbditos, y sobre estos descargan los grandes el peso de su autoridad. Pero entre vosotros no debe ser así” (Mc 10,42-43)
Lo líderes religiosos de Israel quieren sorprender a Jesús para poder desacreditarlo, acusarlo y condenarlo. Le hacen la pregunta si es lícito pagar impuestos al césar. Jesús sabe que la pregunta capciosa, es una trampa y les desenmascara. Jesús habla y actúa con libertad: las monedas que tienen la efigie de césar, ¡para el césar! El pueblo de Dios que es de Dios, ¡para Dios! El pueblo no es propiedad del césar. No hay que dar a ningún césar lo que es de Dios: la vida y la dignidad de todos los hombres.
Al César se le devuelve lo que viene de la autoridad civil, terreno donde tenemos que estar e impulsar el Reino de Dios. A Dios lo que de Él viene, para llevarlo a la meta que Jesús nos ha propuesto, que es terrena pero orientada a la eternidad. Al dinero no hay que darle tanta importancia."
(Salvador León cmf, Ciudad Redonda)

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