viernes, 5 de julio de 2024

LA MEDICINA ES ACOGER

 


Al salir Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado en el lugar donde cobraba los impuestos para Roma. Jesús le dijo:
– Sígueme.
Mateo se levantó y le siguió.
Sucedió que Jesús estaba comiendo en la casa, y muchos cobradores de impuestos, y otra gente de mala fama, llegaron y se sentaron también a la mesa con Jesús y sus discípulos. Al ver esto, los fariseos preguntaron a los discípulos:
– ¿Cómo es que vuestro maestro come con los cobradores de impuestos y los pecadores?
Jesús los oyó y les dijo:
– Los que gozan de buena salud no necesitan médico, sino los enfermos. Id y aprended qué significan estas palabras de la Escritura: ‘Quiero que seáis compasivos, y no que me ofrezcáis sacrificios.’ Pues yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores

Los cristianos no debemos ser un gueto. Debemos estar, como Jesús, abiertos a todos. Acogerlos a todos, y como más "enfermos", con más razón. Es el Amor el que cura y transforma a la gente, porque las verdaderas enfermedades están en el corazón. El Amor es más importante que los sacrificios, los ritos y las oraciones. El Amor debe ser el centro de todo lo que hacemos.
 
"Leo la primera lectura y la vuelvo a releer. Muchos, y algunos de ellos muy católicos, dirían que es un discurso comunista, que son unas palabras intolerables. Pero la verdad es que es el profeta Amós el que las escribe. No sólo eso: por estar en la Biblia, consideramos estas palabras del profeta como inspiradas por Dios. Es una defensa apasionada del pobre y un ataque/amenaza para los que los oprimen, para los que abusan de ellos y se benefician de su situación. Me hace recordar una frase de Mafalda, la genial niñita argentina de las tiras cómicas de Quino, cuando decía que “nadie puede amasar una fortuna sin hacer harina a los demás.
No quiero demonizar la riqueza ni a los ricos. Pero todos, a poco que abramos los ojos sobre la realidad, sabemos que en mucha de la riqueza que hay en nuestro mundo hay también mucho de injusticia. Que a los de abajo les cuesta mucho subir y que otros nacen con privilegios y los mantienen toda su vida.
En el texto de Amós, Dios se posiciona del lado de los pobres, de los que sufren la injusticia. La razón es bien sencilla: ellos también son hijos e hijas suyos. Ellos merecen, como todos, un puesto a la mesa en justicia e igualdad, en fraternidad. Eso es el Reino.
En este contexto entendemos mejor el texto evangélico. Jesús no duda en acercarse a los publicanos y pecadores. Son algunos de los que abusan del pueblo. Come con ellos. Hace presente entre ellos la misericordia de Dios. El objetivo es que se conviertan y vivan, que comprendan la mucha injusticia con que actúan contra los pobres. El objetivo es que se pasen con armas y bagajes al servicio del Reino. O lo que es lo mismo, al servicio de los más pobres y necesitados, de los excluidos. Porque integrarlos, echarles una mano, es ya construir el reino y la fraternidad. ¿Y qué más quiere Dios que ver a todos sus hijos reunidos en torno a la mesa de la fraternidad y la justicia?
Ahora nos toca a nosotros pensar en lo que hacemos y tomar partido por los pobres, darles la mano e integrarlos en la mesa común. Eso es construir el reino. Eso es hacer la voluntad de Dios."
(Fernando Torres cmf, Ciudad Redonda)

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