viernes, 22 de diciembre de 2017

TODO ES DON DE DIOS


"Y cuando le quitó el pecho, y siendo todavía él un niño pequeño, lo llevó consigo al templo del Señor en Siló. También llevó tres becerros, veintidós litros de trigo y un odre de vino. Entonces sacrificaron un becerro y presentaron el niño a Elí. Ana le dijo:
– Perdona, señor, pero tan cierto como que tú vives es que yo soy aquella mujer que estuvo orando al Señor aquí, cerca de ti. Le pedí al Señor que me diera este hijo, y él me lo concedió. Yo, por mi parte, lo he dedicado al Señor; mientras viva, le estará dedicado.
Entonces Elí se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, delante del Señor."

Ana, la mujer estéril, ha pedido un hijo a Dios. Se lo ha concedido. Ella lo lleva al templo y lo ofrece a Dios.
Estos días hemos visto diversos nacimientos de hijos con una misión. Todos son nacimientos sorprendentes. Madres muy ancianas o estériles. Son hijos del Señor. Por eso, las madres, se los devuelven para que cumplan la misión que Dios espera de ellos. Son prefiguraciones de lo que ocurrirá con Jesús, el Hijo de Dios con mayúsculas. Nacerá de una madre virgen, obra del Espíritu, para cumplir la misión más importante: redimirnos y mostrarnos al Padre.
Ana se muestra agradecida y reconoce el favor de Dios. No sólo le ofrece sacrificios, sino que también le ofrece a su hijo. Todo lo que recibimos es don de Dios. ¿Sabemos agradecérselo y se lo retornamos?  


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