viernes, 21 de diciembre de 2018

UNIDAS POR LA ESPERANZA

"Por aquellos días, María se dirigió de prisa a un pueblo de la región montañosa de Judea, y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Cuando Isabel oyó el saludo de María, la criatura se movió en su vientre, y ella quedó llena del Espíritu Santo. Entonces, con voz muy fuerte, dijo Isabel:
– ¡Dios te ha bendecido más que a todas las mujeres, y ha bendecido a tu hijo! ¿Quién soy yo para que venga a visitarme la madre de mi Señor? Tan pronto como he oído tu saludo, mi hijo se ha movido de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú por haber creído que han de cumplirse las cosas que el Señor te ha dicho!"

Una muchacha y una anciana. Ambas unidas por la confianza ante el misterio. Con una se acaba el Antiguo Testamento y con la otra empieza el Nuevo. Ambas modelo de esperanza.
"El encuentro de Isabel y María pone de manifiesto sentimientos profundamente humanos. Una anciana y una joven, las dos engendrando la vida en sus entrañas. Las dos uniendo lo antiguo y lo nuevo. Dos criaturas que se encuentran desde el vientre materno de sus progenitoras. El último profeta del primer testamento comparado con el gran profeta Elías. El primer profeta de profetas de la nueva alianza: el enviado, el ungido, el liberador del pueblo, el mismo Dios-Hijo que ha asumido la condición humana. ¿Estás dispuesto a contemplar, asumir y vivir la misión profética de Juan y de Jesús en nuestro momento histórico?" (Koinonía) 

1 comentario:

  1. ¡Dichosa tú por haber creído que han de cumplirse las cosas que el Señor te ha dicho!"

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