domingo, 10 de marzo de 2019

TENTACIONES EN EL CAMINO



"Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del río Jordán, y el Espíritu lo llevó al desierto. Allí estuvo cuarenta días, y el diablo le puso a prueba. No comió nada durante aquellos días, y después sintió hambre. El diablo le dijo:
– Si de veras eres Hijo de Dios, ordena a esta piedra que se convierta en pan.
Jesús le contestó:
– La Escritura dice: 'No solo de pan vivirá el hombre.' 
Luego el diablo lo llevó a un lugar alto, y mostrándole en un momento todos los países del mundo le dijo:
– Yo te daré todo este poder y la grandeza de estos países, porque yo lo he recibido y se lo daré a quien quiera dárselo. Si te arrodillas y me adoras, todo será tuyo.
Jesús le contestó:
– La Escritura dice: 'Adora al Señor tu Dios y sírvele solo a él.' 
Después el diablo lo llevó a la ciudad de Jerusalén, lo subió al alero del templof y le dijo:
– Si de veras eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque la Escritura dice:
'Dios mandará a sus ángeles
para que cuiden de ti y te protejan. 
Te levantarán con sus manos
para que no tropieces con piedra alguna.' 
Jesús le contestó:
– También dice la Escritura: 'No pongas a prueba al Señor tu Dios.' 
Cuando ya el diablo no encontró otra forma de poner a prueba a Jesús, se alejó de él por algún tiempo."

Aquí tenemos las tres tentaciones en el camino de Jesús. Son las mismas tentaciones que experimentamos sus seguidores: las tentaciones de utilizar la religión en nuestro provecho, ya sea económico, político y la de poner a Dios a nuestro servicio, utilizarlo. El camino del discípulo es el mismo camino de Jesús. El camino del servicio y de la entrega. Todo lo demás es idolatría.
 "Parece que la fuente Q –en la que el evangelio de Lucas se inspira– expresó en tres tentaciones, inspiradas en las tentaciones del pueblo en el desierto, las tentaciones que habría experimentado Jesús en su ministerio. Allí donde Israel no supo hacer la voluntad de Dios, Jesús surge fiel, verdadero “Hijo” como ya el Bautismo lo había mostrado. Esto confirma la intención cristológica del relato, y también su probable intencionalidad polémica con el Israel de su tiempo.
Dado que la primera hace referencia a la “palabra de Dios”, la segunda a lo político, y la tercera al Templo, algunos han pensado que se estaría ante una triple tentación profética, real y sacerdotal, pero no parece que eso esté en juego aquí. Sólo la tentación real aparece clara, mientras que la profética y más aún la sacerdotal no se revelan, más aún, parecen muy improbables. Las respuestas apuntan en otra dirección.
En el relato de Lucas, a diferencia del de Juan, Jesús va del desierto a la ciudad, y en la ciudad comienza su ministerio, como en la ciudad culminará todo para desde allí comenzar, siempre conducido por el Espíritu el tiempo nuevo de la Iglesia. En la primera tentación, el diablo no discute que Jesús sea el Hijo de Dios –lo da por supuesto–; lo tienta a convertir en pan una piedra ya que, lógicamente, tiene hambre tras cuarenta días ayunando. Más que un “nuevo pueblo”, Jesús es “hijo de Dios”, “el Hijo de Dios”. ¿Por
qué Jesús no obra el milagro? Porque los milagros que Jesús hace son siempre para los otros, como la multiplicación de los panes: allí Jesús mismo se preocupa: “denles ustedes de comer” (9,13).
La segunda es la tentación del poder (exousía) político. En tiempos donde todo el mundo conocido está sometido al imperio romano, se puede ver de un golpe de vista todo: el imperio mismo es diabólico y perverso. E idólatra.
La tercera tentación no sólo tiene como característica que ocurre en Jerusalén, sino también que el diablo cita la Escritura. La Escritura mal citada, o mal leída, también puede ser diabólica, o idolátrica. Por otra parte, Jesús deja muy claro que su ministerio es para otros, no para él. No trata de salvarse a sí mismo, como tampoco en la cruz: “si eres... sálvate”, y no se bajó de la cruz (23,35.37.39).
Como dos rabinos, Jesús y el diablo discuten con citas bíblicas. Y nos queda claro que es falso servidor de Dios el que se sirve de su ministerio en su propio provecho, que no es propio de los fieles a Dios reclamar milagros ya que Dios puede salvar sin necesidad de estas obras “maravillosas” o “teatrales”. Jesús nos muestra -con su vida- el camino de la obediencia de hijo conducido por el espíritu." (Koinonía) 



1 comentario:

  1. Jesús nos muestra -con su vida- el camino de la obediencia de hijo conducido por el espíritu." Pare i Mare Nostres

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