jueves, 18 de agosto de 2022

EL TRAJE DEL AMOR

 

En aquel tiempo volvió a hablar Jesús en parábolas a los sumos sacerdotes y a los senadores del pueblo, diciendo: "El Reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados encargándoles que les dijeran: "Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto. Venid a la boda". Los convidados no hicieron caso, uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios, los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos. El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: "La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis convidadlos a la boda". Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?" El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: "Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos"".

Dios nos invita a todos a la fiesta sin distinción. Sólo quiere que llevemos el vestido adecuado: el vestido del Amor.
Confiemos. Si amamos, participaremos de la Fiesta.

"La novedad de la parábola no radica en la indignación del rey porque su invitación ha sido rechazada, sino en su capacidad de no desistir de la fiesta y en pensar en quienes nadie invita y anhelan ser tomados en cuenta. Con lo cual, se pone de relieve el núcleo del mensaje que el texto quiere transmitir: pese a la oposición, la falta de voluntad, el desinterés o incluso la muerte, Dios sale al encuentro de los anhelos y esperanzas de quienes libremente aceptan su propuesta humanizadora. Participar con Dios de la transformación de este mundo nos pide nuevas actitudes capaces de contrarrestar la fuerza destructora del mal. Nos dice el Papa Francisco: “En cualquier caso el hombre tiene que llevar a cabo esta empresa: salir de sí mismo” (FT 88). A esto se refiere la parábola cuando pide un traje apropiado que nos disponga a la celebración de la vida a la manera de Dios. ¿Rechazas la invitación de Dios, te dejas encontrar por Él, o sales a su encuentro?  " (Koinonía)

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