miércoles, 17 de agosto de 2022

UN AMOR INFINITO


 
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "El Reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo y les dijo: "Id también vosotros a mi viña y os pagaré lo debido". Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado". El les dijo: "Id también vosotros a mi viña". Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros".
Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno". El replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno? Así, los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos".

Dios espera. Dios trata igual a los de la primera hora que a los de la última. Porque Dios conoce el corazón de cada persona y sabe los problemas, las dificultades, las circunstancias de cada uno. Su amor es infinito y quiere que todos se salven. Por eso debemos confiar. Por eso no debemos condenar a nadie. Todos somos hijos predilectos suyos.

"En el evangelio hay una invitación pedagógica y narrativa a identificarnos con los personajes del texto. En un primer momento: ¿Actuamos como los “primeros obreros”, con criterios de justicia y de valor limitados? Podemos llegar a creer que los sacrificios tienen que ser recompensados matemáticamente. En un segundo momento: ¿Nos identificamos con los “últimos obreros”, los que “son esta vida que han vivido o mal vivido / pero más la que aguardan todavía en las vueltas que la tierra les debe” (Eugenio Montejo). Esos que son sostenidos por la esperanza, que reconocen sus fracasos, sus debilidades, talentos y temores. En un tercer momento: ¿Asumimos el desafío de identificarnos con el dueño de la viña o nos parece desconcertante? Queramos o no, toda persona esta llamada a ser justa como lo es Dios. ¿Con quién te identificas? ¿Cuál es el programa que orienta tu vida cristiana? Vivamos desde la gratuidad y cuidémonos del egoísmo que ronda siempre nuestro actuar y relaciones." (Koinonía)

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