jueves, 4 de agosto de 2022

EL VERDADERO MESÍAS

 


En aquel tiempo llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo y preguntaba a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre? Ellos contestaron: Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas. El les preguntó: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Simón Pedro tomó la palabra y dijo: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo". Jesús le respondió: "¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del Reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo". Y les mandó a los discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.
Desde entonces empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los senadores, sumos sacerdotes y letrados, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: "¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte". Jesús se volvió y dijo a Pedro: "Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios.

Pedro sabía que Jesús era el Mesías, pero se equivocaba en qué era ser el Mesías. Tenía la idea de los judíos de alguien que dominaría el mundo, que expulsaría a los romanos, que los haría poderosos. Por eso no acepta la idea del Mesías servidor, que da su vida para salvarnos a todos. Algunas actitudes que ha tenido la Iglesia y que tenemos algunos critianos hoy día, nos hace más cercanos a la idea de Pedro que a la de Jesús. Nos cuesta el reconocer, que sólo con el servicio y la entrega, seguimos de verdad a Jesús.

"La declaración de fe de Pedro en Cristo fue una revelación del Padre, como le señala Jesús. Sin embargo, ¿comprendió lo que significaba que Jesús fuera el Mesías, el Hijo del Dios vivo? Los últimos acontecimientos nos dicen que Pedro no tenía ni idea. Si la tuviera, no habría jugado a ser "Satanás" y oponerse al plan de Dios. Una cosa es recibir una revelación y otra recibir la gracia de comprenderla y vivirla. Cuántas veces lanzamos frases como: "Jesús es mi Señor y Salvador" y "creo en Dios"; pero ¿se traducen en carne y hueso en nuestras vidas? Si Jesús es el Señor y el Salvador, ¿hasta qué punto estamos dispuestos a dejar que este Señor tome las riendas de nuestra vida y la lleve por donde él quiera? ¿Padece nuestra fe de una división esquizofrénica entre lo que proclamamos en el Credo y cómo vivimos nuestras vidas?" (Ciudad Redonda)

No hay comentarios:

Publicar un comentario