miércoles, 8 de febrero de 2023

LO QUE ESTÁ EN EL CORAZÓN





 En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo: "Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír, que oiga."
Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola. El les dijo: "¿Tan torpes sois también vosotros? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre, y se echa en la letrina." Con esto declaraba puros todos los alimentos. Y siguió: "Lo que sale de dentro, eso sí mancha al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro."

Al leer este evangelio, me he acordado de aquellos que critican al papa Francisco. Querrían una Iglesia en que sólo cuenten las normas, las apariencias, lo externo. Jesús nos dice con claridad que lo importante está en nuestro interior. Que es el Amor lo que cuenta. Que el bien y el mal están en nuestro interior. Es cómo vivimos las cosas en nuestro interior lo que nos hace puros o impuros.

"En una hoja parroquial de hace medio siglo existía una sección de “consultorio moral”, en la que aparecían preguntas de la más variopinta casuística. No se me olvida una referente a si los caracoles son carne o pescado, es decir, si pueden comerse en viernes de cuaresma o no. Y no puedo evitar este recuerdo cada vez que me encuentro con el texto paulino “el Reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo” (Rom 14,17).San Pablo no coincidió con Jesús por los caminos de Palestina, pero estuvieron muy cercanos en su crítica a la superficialidad religiosa, las exterioridades y la casuística moral. Ni uno ni otro se hizo problema de la posible suciedad física (purificación de las manos) o de la distinción entre alimentos puros e impuros. Y la escuela paulina relacionó esa libertad con el mensaje del Génesis: “todo lo que Dios ha creado es buen, no hay que desechar nada, basta tomarlo con acción de gracias” (1Timoteo 4,4).   
¿Cuánto tiempo y energías habremos perdido los cristianos en disquisiciones bizantinas, sin consistencia ni sentido? En nuestras discusiones, a veces seculares, con hermanos de otras confesiones, sobre sutiles y refinadas formulaciones teológicas, ¿hemos cuidado los sentimientos del corazón, como Jesús pedía? Y cuando hemos rechazado a un sacerdote de la propia parroquia, o de la comunidad religiosa, a causa de una nimia “irregularidad” litúrgica, ¿hemos pensado dónde están los acentos del evangelio?  Jesús lo dijo magistralmente: “coláis el mosquito y os tragáis el camello” (Mt 23,24). Que Él nos ayude a poner nuestra atención en lo que se la merece." (Severiano Blanco,cmf. Ciudad Redonda)

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