jueves, 1 de octubre de 2009

LA SOLEDAD DEL APOSTOL Y DEL PROFETA...


Ayer celebramos en Barcelona el funeral por Joan Lluís, aquel compañero mío de La Salle que murió este verano de accidente de montaña. En la parroquia del Carmen, en pleno barrio del Raval (antes conocido como Barrio Chino o Distrito V), donde se encuentra la escuela CINTRA, la que él dirigía, para chicos que no son aceptados en otras escuelas. La iglesia a rebosar. Gente de pié en los laterales. Los alumnos de CINTRA ( algún musulmán entre ellos, a los que no se les obligó a asistir) Y muchos religiosos y seglares de los muchos movimientos en los que él participó activamente: Sant Egidi, Hora 3, Pasqua Jove, Escoltes de Manresa (Boy scouts), Grupo de reflexión del Congreso, su familia y amigos, muchos amigos. La misa la concelebraron 22 sacerdotes y la presidió el Abad de Montserrat. Y entre la gente, el Conseller de Educación Ernest Maragall y la Regidora del Raval (la Concejal). La ceremonia duró dos horas largas...que, a sus amigos, que éramos todos los asistentes, se nos hizo corta. La primera lectura fue un escrito suyo: "Carta de Joan Lluís a sus amigos" ( A más de uno le habría dado un soponcio por esa irreverencia. Como al oír una omilía compartida por el Abad, un hermano de La Salle, una hermana Teresiana y un seglar.) Pero a más de uno de los presentes se le escapaban las lágrimas en muchos momentos de la ceremonia. Las ofrendas tampoco fueron muy litúrgicas. Además del pan y del vino, cada grupo presentó un objeto simbólico...Queriendo ofrecer en el altar todo lo que fue la vida de Joan Lluís.

Hay dos cosas que quiero compartir con vosotros, dos ideas que planearon ayer en la ceremonia.

Los que conocíamos a Joan Lluís sabíamos que, cuando hablábamos en paz o en la oración con él, a veces se quejaba de sentirse solo....Como todo profeta, como todo apóstol, como todo aquél que abre caminos. Juan Bautista de La Salle, se sintió una vez tan sólo, que dejó a los hermanos y se fue a Grenoble y a Parmenia, convencido de que él era el culpable de los problemas que pasaba su congregación. Pero Joan Lluís no estaba solo. Pero aquellos que dan su vida por los demás, aunque no se den cuenta, están rodeados por el amor y la admiración de muchos. Tanto el día de su entierro, como ayer, estaba rodeado por muchísimas personas, creyentes o no creyentes, que sabíamos que era un hombre de Dios y su obra, obra de Dios.

La otra idea la sacó a relucir el Provincial de los Escolapios. Contó que, al conocer la muerte de Joan Lluís, pensó: como Moisés. Moisés luchó contra viento y marea en el desierto para llevar el Pueblo a la Tierra Prometida. Pero él se quedó a las puertas. La escuela CINTRA debía abandonar sus locales. Joan Lluís luchó para encontrar otro lugar. Pocos días antes de su muerte lo había conseguido. Pero él no estrenará esos locales. Por eso una de las ofrendas en el ofertorio fueron las llaves de la nueva escuela...

Perdonad que me haya alargado...Ayer fue un día muy emotivo para mi y quería compartirlo con vosotros.

La foto que he colgado se la hizo en una visita que me hizo en África cuando era Visitador Auxiliar.


6 comentarios:

  1. Un gran hombre,llevó amor a cada persona que se cruzo en su camino, por sus acciones es un ejemplo a seguir. Mi admiración, mi respeto por su obra aquí en la tierra se entregó por completo en servir al prójimo, mis condolencias, para todo corazón que sufren su perdida. Estoy segura que Lluís ahora sabe que no esta solo y que nunca lo estuvo ya que Dios siempre camino a su lado.
    Un fuerte abrazo Josep

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  2. Soponcio de los gordos leer "omilía" sin h.

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  3. Sí, mi querido anónimo. Me comía la h. Me quedé con gana después de la comida...un abrazo: Joan Josep

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  4. Me imagino que tuvo que ser de lo más emocionante, siempre lo es el despedir a alguien a quien queremos, aunque creamos que pasa a mejor vida la separación aquí es muy dura
    Seguramente él no se hubiera imaginado nunca algo así, pero es una satisfacción el ver que el trabajo bien hecho es tenido en cuenta
    Gracias Joan por compartir con nosotr@s estas vivencias tan personales que nos pueden servir de ejemplo en nuestro quehacer diario
    Un fuerte abrazo para su familia, para tod@s sus amig@s y otro para ti

    Soqui

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  5. Siempre hay personas que van dejando huella. Por sus obras los conoceréis más que por sus palabras.
    En cuanto a la homilía, no es la primera vez que en mi barrio la hace cualquier grupo de los que andamos por allí, que cristianos somos y también queremos y sabemos hablar.
    Un abrazo
    Pablo.

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