martes, 25 de julio de 2017

CARRERISMO



"La madre de los hijos de Zebedeo se acercó con ellos a Jesús, y se arrodilló para pedirle un favor. Jesús le preguntó:
– ¿Qué quieres?
Ella le dijo:
– Manda que estos dos hijos míos se sienten en tu reino uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.
Jesús contestó:
– No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa amarga que voy a beber yo?
Le dijeron:
– Podemos.
Jesús les respondió:
– Vosotros beberéis esa copa de amargura, pero el sentaros a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde a mí darlo. Será para quienes mi Padre lo ha preparado.
Cuando los otros diez discípulos oyeron todo esto, se enojaron con los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo:
– Sabéis que, entre los paganos, los jefes gobiernan con tiranía a sus súbditos y los grandes descargan sobre ellos el peso de su autoridad. Pero entre vosotros no debe ser así. Al contrario, el que entre vosotros quiera ser grande, que sirva a los demás; y el que entre vosotros quiera ser el primero, que sea vuestro esclavo. Porque, del mismo modo, el Hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida en pago de la libertad de todos."

El Papa Francisco ha advertido a sacerdotes y eclesiásticos que no caigan en el "carrerismo". En tomarse su vocación como un camino para ascender socialmente, para obtener poder y dinero. Era lo que pretendía la madre de Juan y Santiago. Quería que hicieran carrera; que fueran los primeros del Reino.
Pero a Jesús no le interesan los ambiciosos, sino los sencillos.
Seguir a Jesús no es escalar puestos. Es beber su cáliz, es decir, seguir su camino de entrega total, hasta la muerte.
Para Jesús el grande es el servidor. Nosotros, ya en el siglo XXI tras su muerte, seguimos buscando ser importantes. Queremos que hablen de nosotros. Buscamos puestos de mando, de influencia en la sociedad. Defendemos privilegios...Es triste, pero no hemos entendido nada. 

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