domingo, 2 de julio de 2017

EL AMOR A JESÚS


"El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí;  y el que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que trate de salvar su vida, la perderá; en cambio, el que pierda su vida por causa mía, la salvará.
El que os recibe a vosotros, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que recibe a un profeta por ser profeta, recibirá la recompensa que merece un profeta; y el que recibe a un justo por ser justo, recibirá la recompensa que merece un justo. Y cualquiera que dé aunque solo sea un vaso de agua fresca al más humilde de mis discípulos por ser mi discípulo, os aseguro que no quedará sin recompensa."

El principio del texto de hoy puede llevarnos a confusión. Jesús no nos dice que no debemos amar a la familia. Está claro que el amor a los padres y el amor a los hijos es el más fuerte que existe. Lo que Jesús nos dice es, que el amor a Dios, el mor a Él, debe ser todavía mayor.
Debe ser un amor que pase por encima del deseo de conservar la vida. Un amor que se traduce en una entrega total.
La consecuencia de este amor es hacernos Uno con Jesús. Por eso quien recibe a aquél que ama totalmente a Jesús, lo recibe a Él. Por eso un detalle tan nimio como dar una vaso de agua, puede transformarse en un gran acto de amor.
En el fondo, este texto no es sino un canto al amor, al verdadero amor. Es una demostración de cuál es el amor de Jesús. Y una invitación a que este sea también para nosotros nuestro amor.




1 comentario: