lunes, 4 de septiembre de 2017

EL HIJO DEL CARPINTERO


"Jesús fue a Nazaret, al pueblo donde se había criado. Un sábado entró en la sinagoga, como era su costumbre, y se puso en pie para leer las Escrituras. Le dieron a leer el libro del profeta Isaías, y al abrirlo encontró el lugar donde estaba escrito: 
El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque me ha consagrado
para llevar la buena noticia a los pobres;
me ha enviado a anunciar libertad a los presos
y a dar vista a los ciegos;
a poner en libertad a los oprimidos;
a anunciar el año favorable del Señor. 
Luego Jesús cerró el libro, lo dio al ayudante de la sinagoga y se sentó. Todos los presentes le miraban atentamente. Él comenzó a hablar, diciendo:
– Hoy mismo se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros. 
Todos hablaban bien de Jesús y estaban admirados de la belleza de su palabra. Se preguntaban:
– ¿No es este el hijo de José? 
Jesús les respondió:
– Seguramente me aplicaréis el refrán: 'Médico, cúrate a ti mismo', y me diréis: 'Lo que oímos que hiciste en Cafarnaún, hazlo también aquí, en tu propia tierra.'
Y siguió diciendo:
– Os aseguro que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra. Verdaderamente había muchas viudas en Israel en tiempos del profeta Elías, cuando no llovió durante tres años y medio y hubo mucha hambre en todo el país. Sin embargo, Elías no fue enviado a ninguna de las viudas israelitas, sino a una de Sarepta, cerca de la ciudad de Sidón. También había en Israel muchos enfermos de lepra en tiempos del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue sanado, sino Naamán, que era de Siria. 
Al oir esto, todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira. Se levantaron y echaron del pueblo a Jesús. Lo llevaron a lo alto del monte sobre el que se alzaba el pueblo, para arrojarle abajo. Pero Jesús pasó por en medio de ellos y se fue."

A los habitantes de Nazaret les sorprende lo que dice Jesús de sí mismo. Ellos lo conocen perfectamente. Es el hijo del carpintero. ¿Qué viene a decirles ahora, que en Él se cumplen las profecías de Isaías? Pero lo que más les molesta, es que les diga dos paganos eran mejores que ellos y Dios los prefiriese a ellos.
Uno de nuestros problemas es que no sabemos ver  Jesús junto a nosotros, en las personas que nos rodean, en aquellos que conocemos y sabemos de sus defectos. Nos cuesta ver más allá y entrar en su corazón. Y sobre todo nos cuesta reconocer, que como dice la profecía de Isaías, Jesús ha sido enviado a dar la buena noticia a los pobres, a liberar a los presos, dar la vista a los ciegos, liberar a los oprimidos, anunciar el año de Gracia... Nosotros querríamos que viniese a hacernos grandes a nosotros. No nos damos cuenta de que nosotros también, somos pobre, presos, ciegos, oprimidos...

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