martes, 5 de diciembre de 2017

LA ALEGRÍA DE JESÚS


"En aquel momento, Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo:
- Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que ocultaste a los sabios y entendidos. Sí, Padre, porque así lo has querido. 
Mi Padre me ha entregado todas las cosas.  Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre; y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera darlo a conocer. 
Volviéndose a los discípulos les dijo aparte:
- Dichosos quienes vean lo que estáis viendo vosotros, porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; desearon oir lo que vosotros oís, y no lo oyeron."

Hoy vemos a Jesús lleno de alegría. Feliz porque los que pueden entender al Padre, los que lo conocen de verdad, son los pequeños, los sencillos.
Podemos creer que conocemos a Dios porque hemos estudiado teología, leemos muchos libros espirituales y nos creemos muy inteligentes. Pero a Dios se le conoce en la vida. El sencillo sabe verlo en el amanecer, en la madre que acuna a su hijo, en los padres que se levanta temprano para que no nos falte nada, en la enfermera que toma de la mano al enfermo que sufre...
Jesús se alegra al ver la Fe de los pequeños, que es la verdadera Fe. Jesús declara dichosos a los que han sabido ver su mensaje: a Dios se llega a través del hombre, a través del amor al hombre. 




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